El CaminoMuestra

Arrepiéntete

En estos pasajes, encontramos dos historias de un rico que se encuentra con Jesús. Sin embargo, aunque las historias pueden tener similitudes, la respuesta al encuentro con Jesús no podría ser más diferente.

En primer lugar, nos encontramos con Zaqueo, un recaudador de impuestos. Esto significa que era un traidor a su propio pueblo judío y que trabajaba para sus enemigos, los romanos, para cobrar fuertes impuestos a los judíos y quedarse con las ganancias. Habrás notado en la historia que no era muy popular entre los judíos. Sin embargo, Jesús lo mira, lo ve, lo conoce y decide honrarlo dándole la oportunidad de ser su anfitrión. ¿Cuál fue la respuesta de Zaqueo mientras pasaba tiempo con Jesús? Él decidió renunciar a su avaricia y, en lugar de eso, se iba a arruinar devolviendo a los pobres y a aquellos a los que había perjudicado. Jesús responde que "hoy ha llegado la salvación a esta casa".

Veamos ahora la historia del joven rico. El hombre se acercó a Jesús y le preguntó qué necesitaba para heredar la vida eterna. Jesús le recuerda los mandamientos que el hombre dice que siempre ha guardado. Entonces Jesús, con amor, le aflige el corazón. Le dice:
"Una cosa te falta: anda, vende todo lo que tienes y dalo a los pobres, y tendrás un tesoro en el cielo; y ven, sígueme". Jesús ve el amor del hombre por sus posesiones y lo señala como el mayor obstáculo para seguir a Jesús y, efectivamente, se marcha triste.

Dos hombres se encuentran con Jesús: uno que era muy consciente de su pecaminosidad y otro que se creía un buen hombre porque seguía todas las reglas. Sin embargo, vemos a Zaqueo reconocer su pecado y experimentar un cambio total de corazón, con el resultado de que devuelve más de lo que tomó. El otro hombre, falsamente confiado en su rectitud, se aleja triste.

El arrepentimiento es tanto una vuelta de y una vuelta a. Nos volvemos de las formas en que estábamos viviendo sólo para complacernos a nosotros mismos y nos volvemos a Dios a través de la fe en Cristo. No sólo necesitamos arrepentirnos de nuestra "maldad" y pecado, sino también de nuestra "bondad"; una falsa confianza de que somos lo suficientemente buenos y no necesitamos el perdón de Jesús. Todos hemos pecado y nos hemos alejado de Dios y de Su perfecta voluntad (Romanos 3:23). Todos necesitamos acudir a nuestro amoroso Salvador, confesarle nuestro pecado y aceptar el perdón que Él nos ofrece con alegría. ¿Le resulta difícil arrepentirse? Recuerde que nadie es tan malo que esté fuera del alcance de la gracia de Dios, y nadie es tan bueno que no necesite de la gracia de Dios.

Oración

"Dios, muéstrame las áreas de mi vida que necesitan arrepentimiento, tanto las partes que siento malas y vergonzosas como las partes en las que no siento que te necesito. Gracias por la maravillosa gracia y el perdón que das a todos los que te lo piden".