Nuestra restauraciónMuestra
De la división a la dignidad divina
En el jardín-patrón diseñado por Dios, Adán y Eva representaban a toda la humanidad. Ambos fueron creados a imagen y semejanza de Dios. El pecado dio lugar a la separación entre Dios y su creación. También engendró la división en toda la familia humana. Esa separación se ha expresado a lo largo de la historia humana en guerras, injusticias y todo tipo de crueldad entre las personas.
Tras la caída, Adán culpó a Eva por haberle dado el fruto prohibido, y con ello culpó a Dios por haber colocado a Eva en el jardín con él (Génesis 3:12). Eva desenmascaró a la serpiente y admitió su desobediencia. Dios profetizó a Eva que su marido iba a empezar a dominarla (Génesis 3:16). El pecado destrozó la hermosa asociación entre Adán y Eva. Las consecuencias de su pecado siguen influyendo en las normas sociales de todas las culturas del mundo.
Nunca se pretendió que la desigualdad fuera el patrón de las relaciones entre hombres y mujeres. En muchas culturas tribales actuales, se considera que las mujeres tienen poco más valor que los animales. En las sociedades más sofisticadas, la desigualdad de género es más sutil, pero sigue siendo omnipresente y debilitadora. Incluso en el mundo cristiano, los prejuicios profundamente arraigados contra las mujeres influyen a menudo en una interpretación errónea de la Biblia, lo que conduce a decisiones trágicas que limitan su ministerio y la imagen de Dios que portan.
Tras la caída, Eva tuvo hijos. El mayor se puso celoso de su hermano menor y lo asesinó (Génesis 3:8). El pecado hace estragos en todas nuestras relaciones. Ha dividido a parejas, hijos, familias, comunidades, tribus y culturas. Y sigue dividiéndonos.
El plan original de Dios para la humanidad fue desbaratado por el pecado. Sin embargo, la obra redentora de Dios en Cristo hace posible que seamos restaurados para Dios y entre nosotros. Cristo eliminó el pecado que separaba a las personas de Dios y entre sí. En Él, nos convertimos en una comunidad unida de iguales, que refleja la unidad de nuestro Creador. Todas las personas pueden reunirse entre sí en relaciones armoniosas e interdependientes.
Nuestra restauración, mediante el poder del Evangelio, repara la ruptura que ha asolado a la sociedad desde que la humanidad se separó de la presencia de Dios. El escarnio y la división son sustituidos por la restauración de la dignidad, la dedicación, la devoción e incluso el deleite. Ahora, hombres y mujeres, jóvenes y ancianos, ricos y pobres, cultos y analfabetos, personas de todos los orígenes raciales, étnicos y culturales pueden encontrar su nueva identidad en Jesucristo. Todos podemos reunirnos en ese terreno común de fe y confianza en Él.
Ayúdame Señor, a reflejar tus bellos ideales en mis relaciones con los demás.
Acerca de este Plan
El Evangelio es la revelación divina de que la redención comienza con el plan de Dios que es puesto a prueba por la separación, triunfa por medio de Cristo y ahora nos transforma y restaura. Este plan de cinco días describe lo que Dios logró en la cuarta escena de su Gran Visión y la invitación que nos hace para que le representemos en la restauración del mundo.
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Queremos dar las gracias a la Dra. LaDonna C. Osborn y a Osborn Ministries International (OMI), en colaboración con El Centro Network, por habernos brindado este plan devocional. Osborn Ministries trata de expresar y propagar el evangelio de Jesucristo a todas las personas del mundo. Para más información, visita https://osborn.org/ y http://www.elcentronetwork.com.