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Nuestra restauración

DÍA 1 DE 5

La gran visión de Dios y nuestra restauración

Dios creó las estrellas, los planetas, la Tierra y todo lo que hay en ella. Los primeros capítulos de Génesis revelan su maestría. Culminan con la creación de seres humanos hechos a imagen y semejanza de Dios. Dios formó a Adán del polvo de la tierra e infundió vida en esta creación recién formada. Dios dio vida a la humanidad con su propio aliento. En el Jardín del Edén, la fe fue el elemento cohesionador de la relación entre Dios, el hombre y la mujer que creó.

Dios caminaba con Adán y Eva en el jardín, al fresco del día. Cuando violaron la confianza que Él depositó en ellos, esta relación íntima se perdió. Cuando Adán y Eva decidieron dudar de la integridad de Dios, desobedecieron y se alejaron de Él. El castigo del pecado fue la muerte espiritual, física y eterna: la separación de su Creador.

Dios no dejó a la humanidad en este estado de fractura. Vino en la Persona de Jesucristo para redimir a todos los humanos. Dios tomó sobre sí nuestros pecados, muriendo en lugar de los condenados a muerte. Mediante la sustitución de Cristo, se eliminó todo lo que aislaba a la humanidad de Dios, y todos los que antes estaban condenados por el pecado pueden ser justificados por la fe y recibir su vida eterna (Tito 3:7). Estas son las buenas nuevas del glorioso Evangelio de Cristo.

Esta redención representa el mayor milagro de todos. Los seres humanos pueden ser restaurados ante Dios como sus amigos y representantes, capaces de presentarse ante Él sin vergüenza, culpa, condena ni inferioridad (Romanos 8:1). Podemos ser redimidos, reconciliados, regenerados y renacidos a una vida nueva y con propósito.

¿Cómo es posible? ¿Cuándo comienza el milagro? ¿Qué acción permite que el poder de Dios cambie a quienes estaban arruinados en redimidos?

Participamos en nuestra restauración confiando en Dios y creyendo en su Palabra. La única condición para nuestra salvación es que reconozcamos que lo que Él realizó por nosotros en Jesucristo es suficiente para nuestra total restauración a Él (Hechos 10:43, 16:31; Hebreos 11:6). Nadie puede tomar esta decisión por nosotros; cada uno de nosotros debe elegir creer en Jesús para su propia salvación. El amor de Dios inició nuestra redención y la pone a nuestra disposición como un don de la gracia (Efesios 2:8). Respondemos a su amor mediante nuestra fe.

Señor Jesús, confieso hoy que creo que tu sacrificio en la cruz fue suficiente para pagar toda mi deuda y darme un nuevo comienzo.

Día 2

Acerca de este Plan

Nuestra restauración

El Evangelio es la revelación divina de que la redención comienza con el plan de Dios que es puesto a prueba por la separación, triunfa por medio de Cristo y ahora nos transforma y restaura. Este plan de cinco días describe lo que Dios logró en la cuarta escena de su Gran Visión y la invitación que nos hace para que le representemos en la restauración del mundo.

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Queremos dar las gracias a la Dra. LaDonna C. Osborn y a Osborn Ministries International (OMI), en colaboración con El Centro Network, por habernos brindado este plan devocional. Osborn Ministries trata de expresar y propagar el evangelio de Jesucristo a todas las personas del mundo. Para más información, visita https://osborn.org/ y http://www.elcentronetwork.com.