La creación de DiosMuestra

El Dios de propósito creó personas con propósito

El hombre y la mujer fueron creados a imagen y semejanza de Dios, con capacidades únicas y con superioridad sobre el resto de la creación divina. Dios creó a la humanidad, tanto a hombres como a mujeres, para que vivieran juntos en unidad y armonía con Él y entre sí. Juntos han de ser sus representantes en la Tierra. Les dio dignidad, igualdad y un propósito divino.

El plan de Dios incluye la dinámica del propósito. A Adán y Eva se les dijo que debían reproducirse y multiplicarse. Inherente a este mandato está la realidad de que la humanidad está dotada de la capacidad procreadora dada por Dios. Creó al primer hombre y a la primera mujer y les confió el poder de reproducir a otros seres semejantes a Dios (Génesis 1:28).

Dios ordenó a Adán y Eva que sojuzgaran la Tierra y tuvieran dominio sobre su creación. Inherente a este mandato está la realidad de que tanto el hombre como la mujer están dotados de autoridad otorgada por Dios para gobernar y tener autoridad. El hombre y la mujer fueron creados para ser compañeros de Dios y compartir su propósito. El propósito divino de la humanidad es representar a Dios en esta Tierra y cumplir su sueño.

Comprender el plan original de Dios es el único fundamento de la verdadera autoestima. Esto es lo que permite a la persona humana cumplir su propósito divinamente predestinado. Nuestra actitud hacia las personas y la forma en que valoramos a los demás deben reflejar la actitud de Dios hacia ellas y la forma en que Él las valora. Es correcto estimar lo que Él valora. Los sentimientos de inferioridad y envidia se transforman en confianza personal al darnos cuenta de que hemos sido creados con ADN divino, diseñados para el propósito divino de Dios. Somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús para buenas obras (Efesios 2:10). A cada uno de nosotros nos ha dado dones y habilidades espirituales que debemos utilizar para el bien común (1 Corintios 12:4-7).

La humanidad fue creada para estar en relación con Dios y entre sí como una familia humana (Juan 17; Efesios 3:14-15). Esta conexión divina y el reflejo de la naturaleza de Dios en la humanidad es la sustancia de la primera escena del gran cuadro de Dios. Es aquí donde se establecen la dignidad, la igualdad y la finalidad humanas.

Dios, tú ordenaste a la humanidad que fructificara, se multiplicara, sojuzgara la Tierra y dominara la creación. Quieres que hagamos buenas obras con los dones y capacidades que nos diste. Ayúdanos a comprender cómo cumplir tus propósitos para nosotros.