RotondaMuestra

Escrito por Caleb, 22 años, de Azusa, California, EE.UU

El paso de la secundaria al bachillerato conllevó muchos cambios, pero lo que más me impresionó fue tener exámenes finales por primera vez. Durante mi primer año de bachillerato, no me preocupaba. Aunque los profesores hablaban de la semana de los exámenes finales durante todo el año, no creía que fuera a ser tan mala. Entonces, sucedió. Tuve mi primer examen final de la semana. Miré fijamente las ecuaciones matemáticas, mi mente se quedó en blanco y no podía recordar cómo resolverlas. Me di cuenta de que había subestimado mucho la semana de exámenes finales. Años después, siempre ocurría lo mismo. Llegaba a la mitad de la semana de los exámenes finales e instantáneamente perdía toda motivación para hacer cualquier otra cosa. Lo mismo puede ocurrir con nuestra fe. Cuando la vida se torna difícil o nuestro futuro parece incierto, podemos perder la esperanza, y nuestra confianza en Dios puede empezar a flaquear. ¡Pero hay esperanza cuando nos sentimos así! Pablo le dice a la iglesia de Corinto que somos renovados cada día por el poder del Espíritu Santo. No importa lo que ocurra a nuestro alrededor, somos renovados con la fuerza necesaria para seguir adelante.

Hoy, respira hondo, pídele a Dios fortaleza y paz, y recuerda que, no importa por lo que pases en la vida, puedes confiar en que Él te renovará, sobre todo cuando más lo necesites.