Más que un carpinteroMuestra

¿Jesús era un lunático?

Si nos parece inconcebible que Jesús fuera un mentiroso, entonces ¿no podría haber pensado erróneamente que Él mismo era Dios? Después de todo, es posible ser sincero como estar equivocado. Pero debemos recordar que alguien que se crea erróneamente Dios, especialmente en el contexto de una cultura ferozmente monoteísta, y luego diga a otros que su destino eterno depende de creer en él, no es un pequeño vuelo de fantasía, sino los delirios y desvaríos de un lunático descarado. ¿Es posible que Jesucristo estuviera trastornado?

Hoy trataríamos a alguien que se cree Dios de la misma manera que tratarías a alguien que se cree Napoleón. Lo veríamos como iluso y autoengañado. Lo encerraríamos para que no se lastimara a sí mismo ni a nadie más. Sin embargo, en Jesús no observamos las anomalías y el desequilibrio que acompañan a tal trastorno. Si estaba loco, Su aplomo y compostura eran nada menos que asombrosos.

Aquí hay un hombre que pronunció algunas de las palabras más profundas jamás registradas. Sus instrucciones han liberado a muchas personas de la esclavitud mental.

El psiquiatra J. T. Fisher afirma:
"Si tuvieras que tomar la suma total de todos los artículos autorizados jamás escritos por los psicólogos y psiquiatras más calificados sobre el tema de la salud mental, si los combinaras, los refinaras y eliminaras el exceso de verborrea, si tuvieras que tomar toda la carne y nada de perejil, y si tuvieras estos inalterados fragmentos de conocimiento científico puro expresados concisamente por los poetas vivos más capaces, tendrías un resumen torpe e incompleto del Sermón de la Montaña. Y sufriría inmensamente a través de la comparación. Durante casi dos mil años, el mundo cristiano ha tenido en sus manos la respuesta completa a sus anhelos inquietos e infructuosos. Aquí... descansa el modelo para una vida humana exitosa con optimismo, salud mental y satisfacción."*1

Por lo tanto, personalmente no puedo concluir que Jesús fuera un mentiroso o un lunático. La única otra alternativa es que Él era, y es, el Cristo, el Hijo de Dios, como afirmó.

1. James T. Fisher and Lowell S. Hawley, A Few Buttons Missing (Philadelphia: Lippincott, 1951), 273.