¿Quién va al Cielo?Muestra

Hoy quiero invitarte a meditar en una verdad profunda y poderosa que nos regala Jesús en Juan 11:25. Estas palabras no solo son consuelo en momentos de pérdida, sino también una guía clara de cómo debemos vivir nuestra vida diaria.

Piensa por un momento en lo que significa que Jesús es la resurrección y la vida. No es solo un concepto teológico distante, es una realidad viva y presente. Jesús nos está diciendo que en Él encontramos vida verdadera, una vida que trasciende la muerte física. Esto nos da una perspectiva completamente nueva sobre la vida y la muerte.

1. ¿Qué significa para ti que Jesús es la resurrección y la vida?
   Para mí, significa que mi esperanza no está limitada a este mundo. Jesús me ofrece una vida que no termina con la muerte, sino que continúa en una eternidad junto a Él. Es una promesa de renovación y de una existencia que está llena de Su presencia y amor.
2. ¿Cómo cambia tu perspectiva sobre la vida y la muerte saber que la vida eterna es a través de Jesús?
   Saber que la vida eterna es a través de Jesús me libera del temor a la muerte. Me da la seguridad de que mi destino está asegurado en Cristo, y eso cambia cómo vivo cada día. Ya no vivo para mí mismo, sino para aquel que me da vida eterna.

Ahora, reflexionemos juntos sobre cómo estamos viviendo nuestra vida actualmente. ¿Está tu vida reflejando tu fe en Jesús como la resurrección y la vida? Es fácil perder de vista lo importante en medio de las ocupaciones diarias, pero hoy te animo a que hagas una pausa y consideres esto.

Dedica tiempo esta semana a fortalecer tu relación con Jesús. Habla con Él en oración, medita en Su Palabra y busca Su presencia en todo lo que haces. Recuerda, la vida eterna no comienza después de la muerte, sino ahora mismo, viviendo en comunión con Cristo.

La vida que Jesús nos ofrece es una vida llena de propósito y esperanza, una vida que refleja Su amor y gracia. Vive de manera que otros puedan ver la luz de Cristo en ti. Permite que tu vida sea un testimonio de la resurrección y la vida que solo Jesús puede dar.

Querido amigo(a), recuerda siempre que "al Cielo no van los muertos, sino los vivos." Vive con la certeza de que, en Jesús, tienes la resurrección y la vida. Que esta verdad transforme tu manera de vivir cada día, y que encuentres en Él la esperanza y la fortaleza para enfrentar cualquier desafío.