¿Quién va al Cielo?Muestra

Es posible que hayas crecido pensando en el Cielo como un lugar reservado para los perfectos, los santos y los justos, pero permíteme desafiarte:

¿Qué pasaría si te dijera que el Cielo es para todos, sin importar nuestro pasado o nuestras fallas?

Jesús vino a desafiar esa percepción cultural y religiosa, ofreciendo esperanza a los que se sienten marginados y excluidos.

La verdad fundamental es que ninguno de nosotros merece el Cielo por nuestras propias acciones, pero la gracia transformadora de Cristo cambia todo. A través de Su sacrificio en la cruz, nos ofrece el regalo del Cielo, no como una recompensa por nuestros méritos, sino como un regalo de Su amor inmerecido. Su gracia nos hace justos ante Dios, sin importar cuán oscuro sea nuestro pasado.

¿Cómo cambia tu perspectiva del Cielo al entender que es accesible para todos a través de la gracia de Dios? ¿Qué significa para ti depender de la gracia de Dios para entrar en el Cielo y cómo afecta tu forma de vivir cada día?

Hoy, te invito a reflexionar sobre tu necesidad de la gracia de Dios en tu vida diaria. Reconoce tus fallas y debilidades, pero también reconoce que la gracia de Dios es suficiente para cubrir todo pecado. Busca oportunidades para compartir esta gracia con otros y mostrarles el amor incondicional de Dios, recordando siempre que el Cielo está abierto para todos los que decidan seguir a Jesús. Que tu día esté lleno de la conciencia de Su gracia y Su amor transformador. ¡Nos vemos mañana!