¿POR QUÉ LLORAS? ¿A QUIÉN BUSCAS?Muestra
LA FE DESPIERTA
La Palabra de Dios nos hace fijarnos en algunos pasos que siguen para las personas que viven el tiempo del duelo. El pasaje del Evangelio según Juan 20:11-18 comienza así: “El primer día de la semana, María Magdalena fue de mañana, siendo aún oscuro, al sepulcro; y vio quitada la piedra del sepulcro. Entonces corrió, y fue a Simón Pedro y al otro discípulo, aquel al que amaba Jesús, y les dijo: Se han llevado del sepulcro al Señor, y no sabemos dónde le han puesto”.
María se acerca a la muerte, al sepulcro. Simplemente intuye que la muerte no puede ser la última palabra. No voltea la mirada, sino que fue realista con el suceso. Ser realista con la muerte pone en el camino nuevas posibilidades. Vence el desánimo y va al sepulcro demostrado que la muerte jamás paraliza a la persona que ama. Y allí se unen realidades contrarias; signos de vida y signos de muerte. La razón y el corazón se expresan: "Alguien se lo ha llevado y no sé dónde lo han puesto".
Tres veces María expresa lo que siente en este pasaje; con los discípulos, con los ángeles y con Jesús.
María ve, sin reconocer; aunque mira hacia la dirección correcta; entonces, Jesús, da un paso más. ¿A quién buscas? La vida pregunta porque la muerte no puede preguntar. Quien pregunta está vivo y le llama por su nombre porque María, esta viva. Más allá de reconocer la resurrección de Jesús en este pasaje; Juan, nos muestra que quien enfrenta la muerte vive. Y ahora María reconoce a Jesús resucitado. La fe despierta por la vida, hace que María vea lo que otros no pueden ver.
El pasaje también nos demuestra que el camino a la comprensión de la muerte no se puede realizar en solitario, es necesaria la compañía de quien te ayuda a salir del pozo con su maravillosa lámpara. La fe sustituye las preguntas y respuestas por una persona: Jesús. Desde la fe puedo “soltar” a la persona amada que ha muerto y tomar certeramente la mano de quien camina a mi lado. Quizás se busca desesperadamente por la muerte de quien se ama, pero a la luz de la fe podemos comprender que quien ha muerto está llamado a la vida nueva de Dios. Si mi ser amado ha alcanzado la vida de Dios; entonces, estando con Dios estará conmigo. Aquí, en esta comprensión, llega el final del duelo.
Escrituras
Acerca de este Plan
El dolor que acompaña la pérdida de un ser amado es tan inevitable como la muerte misma. El duelo es un proceso doloroso, pero la confianza en Dios puede ayudarte a superarlo. Te invitamos junto a la pastora Glenda Liz Amador, a descubrir cómo la fe te puede ayudar a vencer la experiencia de cada una de sus etapas.
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Nos gustaría agradecer a Iglesia Tabernáculo de Evangelización por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.iglesiatde.today/misletras-blog