EL AHORA

El momento presente que vives y seguirás viviendo durante un tiempo será difícil, pero descubrirás el tiempo desde otra perspectiva. Por eso no debes huir del ahora. La maravillosa lámpara de tu Buen Pastor te dirigirá…

La Palabra de Dios nos muestra a dos discípulos huyendo del acontecimiento de la muerte de Jesús. Intentan alejarse de este momento porque es doloroso. Pero alejarse no les ayuda, se hacen preguntas a las que no encuentran respuestas. Alejados del presente no pueden experimentar la oportunidad que el momento trae a sus vidas. Entonces, Jesús sale a buscarlos para hacerles retomar el centro de sus vidas. Y les hace hablar y enfrentar el ahora. El ahora es único e irrepetible. Es una oportunidad de conocer el tiempo porque no se ha detenido, sigue su ritmo porque sigue la vida. El tiempo te permite sufrir por la herida, pero no te permite quedarte ahí; te impulsa lentamente, segundo a segundo a continuar. Si pasamos rápido, o huimos del mismo podremos dejar atrás cosas muy importantes. Por eso es necesario vivir cada segundo de este momento.

Nos cuenta la palabra de Dios también que, María Magdalena fue al sepulcro de mañana. Ella, va, camina hacia el ahora. Ese ir, no lo puedes dejar pasar por alto porque tiene mucho que ver con lo que ahora vives. Ese ir para ti, significa levantarte en la mañana cuando no tienes ningún motivo para hacerlo; es ponerte de pie para afrontar la certeza de que tú sigues viviendo y que tienes la responsabilidad de vivir este día.

La palabra recibida por ella de parte de los ángeles es iluminadora: “No está aquí…”. Y esto es cierto y necesario de afrontar y es la razón por la que lloras. Tienes la herida dolorosa, pero tú vives. La muerte del otro transforma la vida en un nuevo camino, en un nuevo tiempo.

A estos discípulos tanto como a nosotros, la muerte de Jesús, cambia por completo el rumbo de sus vida, les da un sentido distinto que les alienta y les da fuerza. La muerte de Jesús dividió sus historias en un antes, un ahora y un después.