[Las palabras de adviento] PAZMuestra

La paz viene

Jesús cumplió más de trescientas profecías bíblicas. De hecho, el libro de Isaías está lleno de referencias sobre Él. Por ejemplo, Isaías 11:1 menciona a la «vara del tronco de Isaí»: Jesús es de quien se habla proféticamente aquí, así como en Isaías 11:10 donde se le llama «la raíz de Isaí». El hijo de Isaí fue David, de quien desciende Jesús. Isaías 53, el maravilloso cántico del siervo del Señor, describe la vida, el sufrimiento, la muerte y la resurrección de Jesús.

Jesús también está a la vista en Isaías 9. El reino del norte, Israel, había caído en pecado y desobediencia, y Dios estaba tratando de traerlos de vuelta a él. Estaban en gran angustia porque el ejército asirio venía en camino. Los asirios eran guerreros sanguinarios, violentos y despiadados que usaban la guerra psicológica para perturbar a sus enemigos. Cubrían sus sandalias con unos forros pesados y ponían grandes tambores al final de cada fila. Cuando marchaban a tiempo con los tambores, hacían un ruido estrepitoso y aterrador. Atacaban en oleadas de alrededor de tres mil soldados quienes marchaban con sus uniformes salpicados de sangre.

Israel consultó a adivinos, hechiceros y sabios para detenerlos. Pero no consultó al Señor.

Vinieron tres ataques contra Israel, el reino del norte. El primero, en el año 734 a. C., fue por el camino del mar. En el año 733 a. C., los asirios aniquilaron a los israelitas que vivían de aquel lado del Jordán. El tercer ataque se produjo en el año 732 a. C., cuando los asirios bajaron por Galilea destruyendo judíos y gentiles por igual.

Entonces, el Señor le prometió a Israel que la oscuridad de la muerte sería levantada y que finalmente verían una gran luz: la luz del mundo. Esta luz venidera disiparía el caos que la guerra había soltado y traería paz. Sabemos que la luz del mundo es Jesús (Juan 8:12).

Dios prometió visitar a la nación y restaurar su gozo como en tiempos de paz. Rompería el yugo de opresión de sobre Israel. Dios usaría el calzado del tumulto y los mantos revolcados en sangre como pasto del fuego, porque él mismo golpearía al enemigo.

Dios estaba a punto de levantar la pesada oscuridad que estaba sobre su pueblo porque venía una luz a las tinieblas y disiparía el caos, trayendo una paz duradera. ¿Cómo lo haría Dios? Dios enviaría a su Hijo, y a través de Él habría paz.

Padre, te damos gracias porque en nuestra angustia tú cuidas de nosotros. Derribaste al enemigo a través de tu Hijo. ¡A través de Jesús, nos has traído la paz eterna contigo, ya que nuestros pecados fueron limpiados por su sangre!