Confío En AbbaMuestra

MISMA BENDICIÓN, DIFERENTE RESPUESTA

No es curioso que en el mismo capítulo ocurra una misma conversación con unos cuantos detalles que cambian. Esta vez, el mismo ángel fue con María para llevarle una gran noticia, ¡el Mesías sería su hijo! Y bueno, las mismas condiciones parecían estar presentes solo que de forma un poco más imposible que Zacarías. María no estaba comprometida, iba a casarse, era joven y... iba a quedar embarazada.

Pero... porque María no quedo muda... o sorda, o con algo como Zacarías, si ella también preguntó como sucedería esto. Creo que aunque la pregunta es la misma, el corazón tiene una posición diferente.

¿Tu pregunta está basada en que no mereces? La pregunta basada en la duda te hace no merecedor. Pero la pregunta que tiene asombro reverente está fundamentada por fe que se sorprende al ver un futuro distinto, desde un imposible. El asombro reverente pregunta, porque la pregunta enciende su fe. Un hijo pregunta con asombro reverente, un huérfano pregunta como un no merecedor.


Disfrutar la Palabra de Dios es que rompa las barreras que te identifican con alguien que no merece recibir lo que escrito se encuentra. Allí, su Palabra se vuelve más masticable por tu corazón y genera sentimiento, emoción, es como si escucharas su voz al leer, como si se dirigiera particularmente a ti, como si lo que se escribió hubiera sido diseñado para este momento de tu vida. El asombro reverente genera que la Palabra de Dios se disfrute, se saboree, se pasee por tu mente, por cada canal neuronal, nervioso, sanguíneo y vivifique tu vida.

¿Cómo quieres vivir una promesa, como quieres vivir la confianza en Dios? Mudo con barreras relacionales entre Él y tú, o asombrado, incógnito, confundido porque suena tan bien que dan ganas de descubrirlo. Porque mi amigo/a, Zacarías vivió la promesa... Dios sí cumplió, pero durante el proceso no pudo hablar, no pudo alabar, gozarse, contar y creo que se perdió de algo que relacionalmente iba a ser precioso entre él y Dios. Pero María, María se asombró, preguntó y sin titubear levanto su mano y dijo, hagámoslo. Su proceso de promesa se disfrutó desde las entrañas hasta la realidad del ahora.


Gracias Dios, porque esto es imposible, pero me gusta que alguien como tú me diga esto. No le tienes miedo a la realidad, a las condiciones.

Cuando no existe, Dios crea.