Jesús es más fuerte que: (Inserte Aquí)Muestra

1. Más fuerte que los miedos

Al anochecer, Jesús y sus discípulos se subieron a una barca, y junto a otras barcas salieron del territorio judío hacia al extranjero. Un trayecto normal, pero había que cruzar una frontera, y el mar no estaba de acuerdo con eso. Mientras navegaban, Jesús se durmió en la parte de atrás del barco, recostado sobre una almohada.

Lucas 8:26 da un poco más de detalle a esta historia informando que ese es el lago conocido como Mar de Galilea, que no es más que una gran laguna que tiene la característica climática que de repente puede comenzar una tormenta casi sin previo aviso, básicamente lo que sucedió.

El agua y la noche en el Evangelio de Marcos son una simbología del miedo, porque este era territorio de vulnerabilidad.

Había muchas leyendas de monstruos marinos.

En el mar estaba Leviatán, un monstruo que quiere devorar a los hombres.

En otro momento, en el Evangelio según Mateo, Jesús camina sobre el mar y los discípulos piensan que es un fantasma.

En el mar ellos estaban indefensos. Y en este trayecto es donde de repente empezó a llover fuertemente mientras el maestro dormía.

En esta historia, Jesús los llamó a cruzar al otro lado, obedecieron su voz, lo siguieron, y a mitad de camino sus miedos cobraron vida. Una tempestad tan fuerte en medio de la noche, que no tenían manera de hacer nada.

El agua se introducía dentro de la barca, imagen del miedo irrumpiendo en el único lugar aparentemente seguro, mientras que Jesús descansaba plácidamente.

¿Recuerdas la última vez que te sentiste así de vulnerable?

Posiblemente escuchaste frases como:

• ¿Por qué me está pasando a mí, que sirvo a Dios?
• ¿Qué peligro puede haber al obedecer a Jesús?
• ¿Cómo va a pasar algo así si estoy siguiendo el llamado de Dios?
• ¿Por qué me está yendo así en el camino si lo estaba obedeciendo?
• ¿Por qué no veo recompensas si hago lo que Jesús manda a hacer?
• ¿Por qué Dios permite esto?

Y aquí, una respuesta: Ellos, pescadores de profesión; y Jesús, carpintero.

Tuvieron que dejar su ego de lado y clamar a Él.

Los miedos se hicieron palpables y empezaron a atacar violentamente las vidas de los que seguían a Jesús. Y en el momento en que decidieron ir al Maestro: Este se puso de pié inmediatamente, le habló a los miedos y al instante desaparecieron. En el mismo momento el clima se llenó de paz.

La realidad es que Jesús nunca los llamó a enfrentar tormentas, los llamó a seguirlo al otro lado. De lo que se levantara en el camino, se iba a encargar Él.

Seguir a Jesús tiene oposición, es cierto, pero cuando corremos a Él, tiene el poder para frenar la tormenta y traer paz, no solamente para nosotros. También para las barcas que salieron alrededor.

Jesús deja que se presenten nuestros miedos y cosas que no sabemos resolver solamente para que sepamos que Él es más fuerte.