EJERCICIOS ESPIRITUALES: Fortaleciendo nuestra relación con Dios.Muestra

LA MEDITACIÓN: LA FUENTE DE HIDRATACIÓN.

Dios nos brindó el don de pensar. Tenemos la capacidad de escoger una idea, una verdad o un pensamiento y profundizar en él. Una de las formas de pensar es la meditación.

El pastor y autor Rick Warren nos ilustra el concepto de meditar de la siguiente forma: “Si buscas un sinónimo de "meditación", probablemente encontrarás la palabra "rumia". … Así es como funciona: las vacas comen el pasto, lo mastican y lo envían a sus estómagos bastante rápido. Allí yace en el estómago, absorbiendo todos esos ácidos y químicos. Luego, después de un tiempo, la vaca lo eructa de nuevo con un sabor nuevo y renovado, mastica esa hierba y alguna otra hierba, y luego vuelve a hacer todo el proceso. Las vacas repiten esto varias veces. Obtienen cada onza de nutrición de la hierba. La meditación bíblica es algo así; es la digestión del pensamiento. Dios quiere que obtengas cada gramo de nutrición espiritual de su Palabra. Quiere que lo mastiques, lo digieras y luego lo mastiques un poco más”.

El rey David descubrió la riqueza de la meditación exponiendo sus bondades en forma de poesía en uno de los Salmos más hermosos y recordados de todos, el Salmo 1.

Timothy Keller nos comenta lo siguiente sobre este salmo: “La meditación se asemeja a las raíces de un árbol que toman agua. Esto significa no solo conocer una verdad, sino apropiártela y hacerla parte de tu ser. La meditación es «degustar» espiritualmente la Escritura, deleitarse en ella, sentir la dulzura de la enseñanza, sentir la convicción de lo que dice sobre nosotros, y agradecer y alabar a Dios por lo que nos muestra sobre Él. La meditación es también «digerir» espiritualmente la Escritura, aplicarla, pensar cómo te afecta, te describe, te guía de la manera más práctica. Es sacar fortaleza de la Escritura, permitir que te dé esperanza, usarla para recordar cuán amado eres. Para cambiar metáforas, la meditación es tomar la verdad dentro de nuestros corazones hasta que prenda fuego y comience a derretirse y determine nuestras reacciones hacia Dios, nosotros mismos y el mundo”.

Qué mejor lugar para meditar que en la presencia de Dios, en la sala celestial, en nuestro corazón, el templo del Espíritu Santo. “Meditación … es la actividad del pensar consagrado, que se realiza conscientemente en la presencia de Dios, a la vista de Dios, con la ayuda de Dios y como medio de comunión con Dios” (J.J. Packer).

El ministerio Vida Joven nos ilustra el beneficio de meditar en la presencia de Dios: “Durante la tormentosa temporada de primavera, los árboles de mi patio trasero se mecen salvajemente. Las ramas muertas salen volando. Los troncos se doblan hasta que estoy seguro de que se romperán. Las hojas vuelan por el aire en remolinos giratorios. Pero los árboles sanos no se caen. Sobreviven porque sus raíces son profundas, porque tienen acceso a agua fresca y porque absorben los rayos del sol todos los días. Sé que estos árboles están sanos, incluso si no es una temporada en la que dan frutos, porque sobreviven a las fuertes tormentas. Florecen, incluso a través de la dificultad y el dolor”.