El Dios que cura

Sanación. ¿También les parece un tema complicado? Luchamos bastante con ello. Luchamos con el quebrantamiento del mundo en que vivimos. Luchamos cuando las cosas van de forma diferente a lo que esperamos o deseamos.

Sí, Dios cura. Incluso hoy en día. Lo creemos y lo vemos. Y eso nos hace estar inmensamente agradecidos. Pero también vemos situaciones en las que las cosas son diferentes. En las que Dios no cura. Donde la curación llega por etapas. Vemos a personas que sufren inmensamente. Vemos gente que muere. Y a veces también vemos que, justo a través del sufrimiento físico, Dios hace una obra de restauración en los corazones. Independientemente de que alguien reciba sí o no la curación física.

¿Y esto? ¿Cómo debemos afrontar las preguntas para las que no tenemos respuesta inmediata? En medio de las preguntas e incertidumbres que tenemos, ¿nos atrevemos a dejar que Dios sea Dios? ¿Y cómo funciona eso?

En medio de esta tensión, ¿nos atrevemos a seguir a Jesús y a hacer lo que él hizo? Jesús promete, como leemos en el texto de hoy, que haremos cosas mayores que las que él hizo.

¿Nos atrevemos, como hizo Jesús, a seguir dando pasos en este sentido? ¿Siguiendo orando por la gente y pidiendo que llegue la curación, en el nombre de Jesús? ¿Para que, a Su tiempo y a Su manera, algo de Su grandeza se haga visible a los afectados?

En este episodio, el amor y el compromiso de Jesús con los que le rodean son muy evidentes. Él sabe exactamente lo que se necesita y en qué momento. "Los veo". Hoy volvemos a reflexionar sobre estas palabras.

Jesús ve a Pedro. Ve a Edén y a su madre. Ve con lo que Pedro está luchando. Sí, Pedro está ansioso por seguir a Jesús, pero ¿puede abandonar a su mujer ahora que su madre está tan enferma?

Jesús está amorosa y compasivamente presente en su situación para decir palabras de aliento, para traer la curación. Una carga cae de los hombros de la joven pareja.

Tal vez tú o alguien cercano a ti necesite recuperación. Tal vez estés luchando por ello. Tal vez tengas miedo de salir a orar por esa otra persona. Tal vez Dios dé una respuesta diferente a la que esperas. Tal vez no entiendas ninguna de las respuestas que Él da.

Queremos retarte a que te aferres a las palabras "Harás cosas más grande"," y te aferres al Dios que te ve a ti y a tu situación y sabe lo que más se necesita.

Reflexiona sobre las siguientes preguntas:

• ¿Qué lugar ocupa el tema de la curación en tu vida?
• ¿También luchas a veces con la cuestión de la curación y cómo afrontarla?
• ¿Crees que haremos "cosas más grandes" que Jesús?
• ¿Te conoces y te sientes visto?

Ora: "Señor, necesito valor para orar por los demás. Necesito valor para confiar en Ti. Señor, Tú conoces nuestra lucha, pero Tú puedes hacerlo. Señor ayúdame a alcanzar eso. A seguir orando por la curación de los que lo necesitan, confiando en que Tú sabes lo que es correcto. En el nombre de Jesús. Amén".