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«Jesús habla restauración»

En la cruz del calvario, Jesús restauró todas las cosas. Jesús, en la cruz nos enseñó gracia; era un lenguaje que hasta ese momento, no conocíamos. En la cruz, nuestro Señor Jesús se convirtió en el Dios de las segundas oportunidades. Su misericordia está diseñada para sacarnos de entre la espada y la pared. Su perdón es infinito. Él tiene el poder de levantar al caído y quitar el peso de la culpa y la vergüenza. 

El libro de Juan nos muestra que los escribas y fariseos trajeron a Jesús una mujer sorprendida en adulterio. Ellos estaban listos para apedrearla como era la costumbre de aquella época, según lo especificaba la ley de Moisés; era lo que ella merecía según la ley, por el pecado cometido. Los fariseos también estaban probando al maestro, y esperaban su respuesta obvia para ellos, que la apedrearan. Sin embargo, la sabiduría de Jesús, resultó en restauración de la mujer, a quien estaban a punto de apedrear y la confrontación a quienes se creían con el derecho de hacerlo. La defendió, no la condenó, sino que la perdonó y le dio una nueva oportunidad de comenzar otra vez. «Vete y no peques más», fueron sus palabras de gracia, para que su vida fuera transformada.

Pero también perdonó y restauró a un hombre llamado Zaqueo, jefe de los publicanos, quien era cobrador de impuestos y usaba su posición para robar a muchos. Zaqueo se subió a un árbol, para ver pasar a Jesús, era algo de lo que todos hablaban y no quería quedarse sin saber del tema. Jesús lo identificó de en medio de la multitud y le dijo que cenaría en su casa, era algo que él no se esperaba. Entonces, Zaqueo dijo: «He aquí, Señor, la mitad de mis bienes doy a los pobres». La mayor restauración es la que cambia la actitud de corazón, Zaqueo hizo lo que nunca se esperó que hiciera, que era contrario a su trayectoria de vida. Ahora mostró que era una persona diferente.

Restauración significa: reparar algo y ponerlo en el estado bueno y saludable que tenía antes. Dios tiene el poder para restaurarte. Solo pídeselo, no hay nada que Él no pueda restaurar, no hay nada que no pueda perdonar; y permite que realice su obra maravillosa en ti.