Ánimo ante la dudaMuestra

¿Qué estabas esperando?

Un tercer elemento puede sabotear silenciosamente nuestra fe y dejarnos cuestionando el amor y el propósito de Dios para nuestras vidas. Es el elemento de las expectativas equivocadas.

En la historia de Juan vemos que sus dudas eran profundas, lo que revela una profunda lucha contra las expectativas equivocadas. En su papel profético, Juan imaginó a un Mesías que introduciría un cambio inmediato. Había predicado sobre las gavillas y la recogida del trigo en el granero. Preveía que el pecado sería juzgado a la llegada del Mesías y se establecería el reino de Dios. Pero en la cárcel se preguntaba por qué no se habían desarrollado estos acontecimientos esperados.

Quizá, como Juan, hayas cuestionado el plan de Dios cuando las cosas no se alinean con tus expectativas. Te has preguntado: «¿Por qué ocurre esto? ¿Por qué Dios no interviene como yo había previsto?». Todos nos hemos enfrentado a una lucha en algún momento: la tensión entre nuestra comprensión limitada y los caminos soberanos de Dios.

Piensa en esos momentos en los que te has mantenido firme en hacer lo correcto, solo para enfrentarte a la crítica o al rechazo. Puede que tu corazón te haya susurrado: «No debería ser así. La gente debería reconocer y apreciar mis esfuerzos». Estas expectativas no satisfechas pueden conducir a la desilusión y la duda.

Del mismo modo, puede que esperes una vida libre de penas y tristezas. Sin embargo, en nuestro viaje por este mundo caído, inevitablemente nos enfrentamos al dolor de perder a seres queridos; Dios nunca nos prometió una exención de estas penas.

Además, la búsqueda de la satisfacción puede verse enturbiada por expectativas equivocadas de abundancia. Vivimos en un mundo que a menudo equipara el éxito con la prosperidad material, lo que nos lleva a anticipar algo más que las necesidades de la vida. Pero la Palabra de Dios nos anima a encontrar satisfacción incluso en la sencillez de tener comida y ropa.

Entonces, ¿cómo combatimos estas expectativas equivocadas que pueden alimentar la duda en nuestros corazones? Debemos recurrir a la verdad inmutable de la Palabra de Dios. En lugar de apoyarnos en nuestro entendimiento, debemos confiar en Dios.

Cuando se rompan nuestras expectativas, debemos recordar que las de Dios nunca vacilan. Él no prometió una vida carente de desafíos o sufrimiento. En cambio, nos aseguró su presencia a través de todo ello.

Recalibremos nuestras expectativas de acuerdo con la Palabra de Dios. Cuando alineemos nuestros corazones con su verdad, las expectativas equivocadas perderán su poder para sembrar la duda. Que encontremos satisfacción en las ricas promesas de nuestro Padre Celestial. Podemos salir de la sombra de la duda y entrar en la luz radiante de una fe inquebrantable.