Ánimo ante la dudaMuestra

Nosotros no vemos lo que Dios ve

La segunda razón que encontramos tras la duda de Juan es su comprensión limitada. Es esencial reconocer que Juan vivió en una época diferente y bajo un pacto diferente. A diferencia de nosotros hoy, no disponía de los Evangelios y otros registros del Nuevo Testamento, ni del beneficio de comprender los acontecimientos de la muerte, resurrección y ascensión de Cristo. Había una laguna importante en su comprensión. No podía ver el periodo que abarca aproximadamente 2.000 años desde la ascensión de Cristo. Este periodo era un misterio para él.

Imagínatelo como dos picos de montaña: uno representa la primera venida de Cristo y el otro la segunda. Los profetas del Antiguo Testamento vieron estos picos, pero no pudieron discernir el valle que había entre ellos. En su papel de precursor de Cristo, Juan esperaba que la salvación y el juicio se produjeran simultáneamente a la llegada de Cristo. Pensó que el Mesías establecería su reino inmediatamente y el pecado sería juzgado sin demora.

Sin embargo, Juan se encontró en prisión, cuestionando los acontecimientos (o la falta de ellos) que se desarrollaban a su alrededor. ¿Dónde estaba el fuego del juicio que esperaba ver? ¿Por qué Cristo no había iniciado el establecimiento del reino? En su perplejidad, Juan envió a sus discípulos a preguntar a Jesús: «¿Eres tú el esperado, o debemos buscar a otro?». Juan no dudaba de la revelación del Antiguo Testamento; luchaba por comprenderla.

Del mismo modo, en nuestras vidas, la duda se infiltra cuando luchamos por comprender algún aspecto de la revelación de Dios. Puede deberse a una falta de conocimiento o a no haber interiorizado la verdad. Por ejemplo, considera preguntas como: ¿Te ama Dios de verdad? ¿Está trabajando activamente en tu vida con propósitos eternos en mente? ¿Todas las cosas obran realmente para tu bien? ¿Conoce Dios realmente cada detalle de tu vida y se ocupa de tus preocupaciones cotidianas?

Estas preguntas no son vagas ni ambiguas en la Biblia. Dios ha revelado su amor, providencia y cuidado por sus hijos. A pesar de esta claridad, a menudo tenemos dudas sobre estas verdades. ¿Por qué? Porque o bien no sabemos lo que Dios ha revelado o bien no hemos captado plenamente estas verdades.

Así pues, la próxima vez que tengas dudas, recuerda que pueden derivarse, como las de Juan, de una comprensión limitada de la Palabra de Dios. Procura conocer y comprender las verdades reveladas en la Palabra de Dios y deja que ese conocimiento ancle tu fe en los momentos de duda.