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Día 3: La oferta de Dios de perdón y libertad - Matthew Slater

Primero, observa lo que tiene que ver Matthew Slater en La oferta de Dios de perdón y libertad.

A continuación, lee el siguiente mensaje de Randy Alcorn y medita en los versículos que lo siguen.

Como dice Matthew, es vital que entendamos quién es Dios y lo que dice acerca de nosotros y nuestro pecado. Faltar a un touchdown es decepcionante, pero nuestro problema es mucho más grande. "Todos pecaron y no alcanzan la gloria de Dios" (Romanos 3:23 LBLA). Hay malas noticias y buenas noticias. "La paga del pecado es muerte, mientras que la dádiva de Dios es vida eterna en Cristo Jesús, nuestro Señor" (Romanos 6:23).

Porque Cristo Jesús murió en la cruz por nosotros, Dios nos ofrece gratuitamente el perdón. Pero el perdón no es automático. "Si queremos ser perdonados, debemos confesar y arrepentirnos de nuestros pecados: "Si confesamos nuestros pecados, él es fiel y justo y nos perdonará nuestros pecados y nos purificará de toda malda" (1 Juan 1:9).

No hay ninguna acción justa que podamos hacer para ganar un lugar en el Cielo (Tito 3:5). Venimos a Cristo con las manos vacias. No podemos darnos crédito por la salvación: "Por su gracia tu ha sido salvado, a través de la fé - y esto no es de ustedes mismos, es un regalo de Dios - no por obras, para que nadie pueda vanagloriarse" (Efesios 2:8-8).

El regalo más grande de Dios es Él mismo. Nosotros no solamente necesitamos salvación, necesitamos el Salvador y él tiene un nombre Jesús (que significa "Dios salva").

La escritura dice del "lavamiento de la regeneración y por la renovación del Espíritu Santo (Tito 3:5). Una vez que los creyentes han nacido de nuevo, no podemos continuar pecando como un estilo de vida porque nuevas creaturas somos (ver 1 Juan 3:9). El pecado está aún presente en nuestras vidas (ver Romanos 6:11-14; 1 John 1:8-2:2), pero tenemos un poder sobrenatural para vencerlo desde que morimos al pecado (ver Romanos 6:6-9).

El Espíritu Santo de Dios mora en nosotros y nos ayuda a obedecerle (ver Timoteo 1:14). Cristo otorga a los creyentes nuevas naturalezas que nos liberan de la esclavitud del pecado (2 corintios 5:17). Algunas veces nos tropezamos, pero no tenemos que caer, y cuando lo hacemos, por Su gracia y fuerza, podemos levantarnos. Porque nuestros corazones han cambiado cuando nacemos de nuevo, nosotrosqueremosuna manera mejor. "Sin embargo, tú no estás en la carne pero sí en el Espiritu, si en realidad el Espíritu de Dios mora en ti" (Romanos 8:9).

Debido a la obra de Cristo en nuestro nombre, somos libres de rechazar el pecado y su miseria, y a cambio aceptamos la justicia y su gozo. Cuando hacemos esto, experimentamos un desborde de la gracia de Dios en nuestras vidas, restaurándonos a la vida abundante de caminar con el que es nuestro Señor, Rey y mejor amigo (Juan 15:13,15).