DIOS ME AMAMuestra

El Evangelio de Cristo.

La Biblia en Marcos 16:15, enseña: «Y les dijo: Id por todo el mundo y predicad el evangelio a toda criatura». Ahora, me gustaría hablarte acerca del Evangelio, del único Evangelio que existe: el Evangelio de Cristo. Quizás te puedes preguntar, ¿qué tiene que ver el Evangelio con el amor incondicional de Dios? Pues bien, mucho; porque la palabra «Evangelio » suele traducirse como «buenas noticias», pero personalmente me gusta conectar Evangelio con lo que contiene en sí mismo; es decir: «Las muy buenas noticias de la gracia de Dios hacia el ser humano».

De hecho, en la época del Apóstol Pablo se definía el Evangelio como una buena noticia. Estas eran tan, tan buenas que incluso eran difíciles de creer que fueran verdad. Y son buenas noticias aún hoy, porque están basadas en el amor incondicional de Dios hacia nosotros. Cuando hablamos del Evangelio vemos en la Biblia que nos habla del Evangelio de Cristo, y en algunos pasajes lo conectan con la gracia (Hch. 8:35, 2 Cor. 2:12).

Pablo, por ejemplo, habla abiertamente del Evangelio de la gracia de Cristo: «Pero de ninguna cosa hago caso, ni estimo preciosa mi vida para mí mismo, con tal de que acabe mi carrera con gozo, y el ministerio que recibí del Señor Jesús, para dar testimonio del evangelio de la gracia de Dios» (Hch. 20:24).

La definición más conocida de la gracia de Dios es favor no merecido. Es decir, un regalo no merecido, y Jesucristo, Dios hecho hombre, es el regalo que Dios mismo decidió dar al ser humano sin que lo mereciéramos. Este regalo no merecido, como ya hemos visto antes, está basado en el hecho de que Dios es amor y nos ama de forma incondicional.

Así que al hablar del Evangelio debemos relacionarlo totalmente con la realidad del amor de Dios manifestado en nuestra vida a través de la obra de Jesucristo. Lo que indica que no existiría el Evangelio sin Jesús, sin Dios hecho hombre; por lo tanto, sin el amor de Dios no existirían estas buenas noticias.

Y nuestro texto del día nos anima, nos autoriza a predicar el Evangelio de esta buena noticia, de esta gracia de Cristo a toda criatura. Es decir, tú y yo estamos autorizados por Jesucristo mismo a compartir en todo el mundo su mensaje de amor y reconciliación.

Un mensaje que no es de juicio ni condenación, sino un mensaje basado en el amor incondicional de Dios hacia todo ser humano, cómo Dios los ama sin condición, tal y como son y allí donde están. Ahora, ¿qué te impide a ti arriesgarte hoy, en el lugar donde te encuentres, a compartir el amor incondicional que Cristo ya ha depositado en ti a través de Su Evangelio de la gracia?