Devocional Para La Quinceañera CristianaMuestra

La vida no es fácil, pero Jesús está contigo.

Con seguridad durante estos primeros 15 años de vida que el Señor te ha prestado, has visto lo suficientes para darte cuenta de que la vida no es fácil, y así como hay pruebas, hay sufrimientos. La vida en este mundo caído y corrupto por el pecado está llena de problemas y pruebas. En lugar de pretender que no existen, las Escrituras enfrentan las dificultades de la vida directamente.

Jesús mismo le dijo a sus discípulos que en este mundo tendrían aflicción, pero que confiaran en Él porque Él ha vencido este mundo (Juan 16:33). Dios no solo prometió consolar a los creyentes en el futuro, también prometió hacerlo en las pruebas y dificultades de la vida presente.

Las Escrituras están llenas de las palabras y consuelo de parte de Dios, pero uno de mis relatos favoritos de Jesús con sus discípulos es el tiempo que compartieron la noche previa a ser arrestado y esto lo puedes leer en los capítulos 13 y 14 de Juan.

Por el relato de estos capítulos podemos ver que los últimos días habían sido una montaña rusa de emociones para los discípulos, sus esperanzas ferviente habían llegado al máximo durante la entrada triunfal; solo para que se vinieran abajo ante el anuncio público, y luego en privado de Jesús, acerca de su muerte inminente. Por si esto fuera poco, estaban en asombro al oír a Jesús predecir que uno de ellos lo iba a traicionar y consternados por la noticia de que Pedro le negaría tres veces. La idea de un Mesías que iba dar su vida no cabía en sus cabezas, incluso podrían estar pensando que ellos lo habían dejado todo por seguirle y ahora al parecer, Él los estaba dejando a ellos.

Jesús conociendo lo que había en sus corazones, al leer estos capítulos vemos que se preocupa por reafirmarlos en su amor y en qué Él estará cuidando de ellos aun cuando se haya ido. Mira lo que les dice en Juan 14:1 “No dejen que el corazón se les llene de angustia; confíen en Dios y confíen también en mí”. Cuando Jesús les dice “No dejen que el corazón se les llene de angustia” (u otras versiones dice “No se turbe vuestro corazón”), no les estaba diciendo que no comenzaran a sentirse turbados, ellos ya lo estaban. Jesús conocía el corazón de sus discípulos; entendía su confusión y sus preocupaciones, lo que Él les estaba diciendo es que pararan de estar turbados y les llama a poner su esperanza en Él. Estas palabras de Jesús están llenas de compasión.

En esta misma plática con ellos Jesús les promete que les enviará a un consolador: “Yo rogaré al Padre, y les dará un Consolador, para que esté con vosotros para siempre” (Juan 14:16).

Lo más hermoso de estas palabras que estamos reflexionando es que Jesús no lo prometió solo a aquellos 11 ahí reunidos, sino a todos los demás que un día habríamos de creer en su nombre. En los primeros versículos de este capítulo 14 de Juan, Jesús establece el fundamento del consuelo que nos puede traer paz cuando vienen las pruebas; no solo para los discípulos reunidos ahí, sino también para todos los que hemos creído en Él: El consuelo viene de confiar en la presencia, persona, poder y promesa de Jesucristo.

Este mundo está lleno de falsas esperanzas, todas las fuentes de consuelo y esperanza que este mundo ofrece no son más que “cisternas rotas que no retienen agua” quien pone su fe en estas cisternas encuentran aún más desesperanza.

Jesús te ama. No sólo dio su vida para salvarte, Él hace y permite todo en nuestras vidas para nuestros bien y para su gloria. Cuando venga el temor, la duda, la tristeza; guía tu corazón a la roca que es más alta que tú [salmos 61:2] y en vez de correr lejos de Él, corre a sus brazos.

Si tú, este día, puedes decir que la salvación de Jesús está en tu vida, puedes contarte como bendecida. La salvación que el Señor te ha dado no es un premio de consolación, es la Esperanza que nos llena de gozo en medio de la tristeza y las pruebas, y es la fuerza que nos hace ponernos en pie para enfrentar esta vida.