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Este mundo es pasajero

Este mundo en el que vivimos es uno cambiante y pasajero. Un arquitecto que te aconseje que construyas tu casa sobre la arena, es un arquitecto digno de desconfiar, porque nadie confiable aconsejaría que construyas sobre una base inestable, poco confiable y con alto riesgo de hundimiento. De la misma manera, es una muy mala idea fundar tu identidad y bienestar sobre un mundo cambiante y pasajero, tarde o temprano sus ideas y modas se vendrán abajo como las personas que cimientan sus identidades sobre sus tendencias.

Es conocido y ha sido un objeto de estudio sociológico e histórico que, a través de la historia de la humanidad, las normas, valores, tendencias y expectativas sociales han estado en constante cambio. Lo que era aceptado en el pasado o considerado bien o mal, "a la moda", aceptable o no aceptable, ya no lo es en el presente. Los gustos y preferencias, las tendencias en la manera de vestir, actuar o pensar de la sociedad cambian y lo han hecho desde el desarrollo de la historia de la humanidad.

La etapa de la juventud está llena de oportunidades, de emociones y de experiencias que sólo pueden ser disfrutadas durante estos años y aunque en si mismas no son malas, no te dejes llevar ni edifiques tu identidad sobre lo que este mundo te ofrezca. Salomón les aconsejó a los jóvenes así:

Jóvenes, ¡la juventud es hermosa! Disfruten de cada momento de ella. Hagan todo lo que quieran hacer, ¡no se pierdan nada! Pero recuerden que tendrán que rendirle cuentas a Dios de cada cosa que hagan. (Eclesiastés 11:9).

La Biblia nos recuerda que el mundo pasa, y sus deseos (1Juan 2:17), nada de lo que aquí hoy te parezca que es digno de ser perseguido en esta vida (dinero, fama, belleza) durará para siempre. Juan nos exhorta: "No amen al mundo ni nada de lo que hay en él…Porque nada de lo que hay en el mundo los malos deseos del cuerpo, la codicia de los ojos y la arrogancia de la vida proviene del Padre sino del mundo. El mundo y sus deseos pasan, pero el que hace la voluntad de Dios permanece para siempre (1 Juan 2:15-17).

Joven que me lees, el tiempo es corto; la belleza, el dinero, la popularidad, tener muchos pretendientes, la inteligencia, ser exitosa, todo es pasajero, nada permanece, se escurre como agua entre las manos, y de todo daremos cuenta a Dios. Estos espejismos si dejas que controlen tu corazón tienen la capacidad de distraerte de amar y seguir a tu Señor mientras se pasan los años y se acaban las fuerzas.

No permitas que estos espejismos te roben ni controlen tus años de juventud. Estos años de presiones, de tentaciones, de burlas, también pasarán, y cuando pasen, si te mantienes firmes, serás como el árbol plantado a la orilla de un río que, cuando llega su tiempo, da fruto y sus hojas jamás se marchitan [Salmos 1]