Devocional Para La Quinceañera CristianaMuestra

Párate firme sobre lo que has creído

Vivimos en tiempos muy malos, nuestro mundo necesita de Jesús, y no hay nada de qué avergonzarse del mensaje del Evangelio cuando entiendes que este es el mensaje más importante que necesita oír nuestro mundo. El mundo en el que estamos viviendo presiona por hacer que las personas se vuelvan cada vez más amadoras de sí mismas y se vuelvan blasfemas contra lo que tenga que ver con Dios. A través de las películas, el marketing y redes sociales ridiculizan todo lo que tiene que ver con Dios y a aquellos que creen en Él, pero esto no es nuevo. No ha existido un momento en la historia de la humanidad, donde ser seguidor de Jesús haya sido menos difícil.

El libro de Daniel nos relata acerca de tres jóvenes Sadrac, Mesac y Abed-Nego quienes se opusieron al gobernante en muestra de lealtad a su Señor. El rey de Babilonia, Nabucodonosor, erigió una estatua de oro y ordenó que todos en su reino se postraran y adoraran la estatua al sonido de instrumentos musicales. Sin embargo, fieles a su fe en el Dios de Israel, se negaron a adorar la estatua, lo que provocó la ira de Nabucodonosor quien, enfurecido por su desobediencia, los amenazó con arrojarlos a un horno de fuego ardiente si no cumplían con su orden, A pesar de la amenaza, los jóvenes mantuvieron su fe y se negaron a ceder, mira su respuesta:

—Rey Nabucodonosor, no necesitamos defendernos delante de usted. Si nos arrojan al horno ardiente, el Dios a quien servimos es capaz de salvarnos. Él nos rescatará de su poder, su majestad; pero aunque no lo hiciera, deseamos dejar en claro ante usted que jamás serviremos a sus dioses ni rendiremos culto a la estatua de oro que usted ha levantado (Daniel 3:16-18).

¡Qué valor la de estos jóvenes! La consecuencia de sus actos en vez de ser funados; como lo hubiesen sido en nuestra época, iba ser aun peor, iban ser arrojados al horno de fuego. ¡Qué valentía la de estos tres jóvenes, ellos tenían claro que su lealtad era con su Dios!

El relato nos dice que el Rey se enfureció tanto que el rostro se le desfiguró a causa de la ira y mandó calentar el horno siete veces más de lo habitual, por lo que fueron arrojados al horno pero sucede un milagro, los tres jóvenes no sufrieron daño alguno en el fuego y mientras estaban dentro del horno, Nabucodonosor vio a un cuarto hombre caminando con ellos en el fuego, que los protegía.

A pesar de la oposición, burlas o tentaciones que se presenten en estos años de adolescencia ¡Mantente firme en lo que has creído! Nuestro mundo necesita de hombres, mujeres y jóvenes firmes en la Palabra de Jesús, que no se avergüencen de vivirlo y proclamarlo. En el camino habrá gente que no entenderá tus convicciones y quizás se burlaran de ti, quizás hasta inventen chismes o quieran hacerte algún mal; tú perdónalos. A los discípulos de Jesús también les hicieron lo mismo, y sin embargo, a causa que se mantuvieron firmes en su fe, hoy tú y yo hemos conocido a Jesús.

¿Sabes cómo termina el relato del Rey Nabucodonosor?

Al ver Nabucodonosor que nada les había pasado dentro del horno,se acercó a la puerta del horno en llamas y gritó:—Sadrac, Mesac y Abednego, siervos del Dios Altísimo, ¡salgan de allí y vengan acá! Cuando los tres jóvenes salieron del horno, todos se arremolinaron en torno a ellos y vieron que el fuego no les había causado ningún daño, y que ni uno solo de sus cabellos se había chamuscado; es más, su ropa no estaba quemada ¡y ni siquiera olía a humo. Entonces exclamó Nabucodonosor: «¡Alabado sea el Dios de Sadrac, Mesac y Abednego, que envió a su ángel y los salvó! Ellos confiaron en él y, desafiando la orden real, optaron por la muerte antes que honrar o adorar a otro dios que no fuera el suyo. ¡No hay otro Dios que pueda salvar de esta manera! (Daniel 3:26-28).

Párate firme sobre lo que has creído, y levanta la voz para proclamarlo, aunque así te tiemble la voz y te pares solita.