El Ministerio de la ReconciliaciónMuestra

El Ministerio de la Reconciliación

por Rocky Fleming

Corazones abiertos

Alguien tiene que liderar. Tiene que haber alguien en un grupo, en una riña, en una situación tensa, en una batalla emocional que haga una pausa, respire hondo y pregunte: "¿Qué haría Jesús? ¿Qué piensa Él? ¿Qué es lo que Él quiere?". ¿Alguna vez has hecho esto? Es raro que una persona se haga estas preguntas. En cambio, nos lanzamos a una reacción que duele, daña y separa.

A menudo causamos un daño irreparable porque cerramos nuestros corazones a la forma en que Jesús manejaría una situación y, en cambio, caemos en una trampa que el enemigo de nuestra alma coloca en nuestro camino. Nos convertimos en divisores en lugar de reconciliadores. Lastimamos a los demás y nos lastimamos a nosotros mismos. Lo peor de todo es que lastimamos a Jesús y continuamos clavándolo en la cruz con nuestras acciones. Él debe continuar sufriendo por nosotros hasta que nos convirtamos en una nueva persona en Cristo y abracemos la vida que Él ha invertido en nosotros para reproducirnos.

Qué lástima para todos nosotros, porque la cruz no parece importar en esta situación. Pero no tiene por qué seguir siendo así. Puede cambiar. Pero, ¿estás listo para cambiar este ciclo? ¿Estás listo para luchar contra el astuto intrigante que causa estos problemas y sortear las trampas que pone en tu camino? Si es así, comienza con tener un corazón como Jesús y ser un reconciliador como Jesús.

Toda esta semana he dirigido nuestros pensamientos hacia este único pensamiento. Podemos ser reconciliadores porque hemos sido reconciliados. Podemos ser reconciliadores porque se nos ha dado el ministerio de la reconciliación. Esta habilidad especial de reconciliar a las personas con Cristo, entre sí y con nosotros mismos es estimulada, habilitada y comprometida porque Jesús ha invertido Su vida en nosotros.

Por lo tanto, tenemos la responsabilidad sagrada de abrazar nuestro mundo con Su amor, y reinvertirlo en los demás. Te digo que nunca conocerás el gozo y la vida plena que Él quiere para ti mientras estés consumido por ti mismo y por tus deseos. Para encontrar este tipo de vida de la que hablo, primero comienza con abrir tu corazón y busca saber cómo Jesús manejaría una situación, y luego haz lo mejor que puedas para hacer lo que Él hace. Así es como comienza tu ministerio de reconciliación.