La JugadaMuestra

¿Alguna vez has visto a alguien intentar enviar mensajes de texto y caminar al mismo tiempo? Suelen estar tan metidos en lo que pasa en sus teléfonos que no ven lo que tienen delante. A menudo acaban chocando con algo o cayéndose de cara por no haber prestado atención por dónde iban. Eso es lo que ocurre cuando quitamos la vista de donde nos dirigimos: Tropezamos o nos caemos. Por eso es importante que fijemos nuestros ojos en Dios en esta vida. Cuando mantenemos ahí nuestra atención, podemos avanzar sin miedo a tropezar o caer en la tentación. Podemos confiar en que avanzamos en la dirección correcta. E incluso si damos un paso en falso, podemos saber que Dios está ahí para levantarnos y ponernos de nuevo en el buen camino.

Hoy, tómate un tiempo para dar un paseo. A cada paso, piensa que Dios conoce el mejor camino que puedes recorrer en la vida.