¿Actuarás o Reaccionarás?Muestra

¿Actuarás o reaccionarás?

ACCIÓN: Considera tu respuesta

Dios a menudo nos invitará a unirnos a Él en Su ministerio. Nuestras palabras pueden ser Su instrumento de amor y edificación, siempre y cuando lo escuchemos y respondamos apropiadamente. Sin embargo, recuerda esto: si hablamos en nombre de Dios, entonces debemos sonar como Él. No estoy hablando de una falsa voz de autoridad. Tampoco estoy hablando de palabras que manipulan a las personas para que hagan lo que queremos o creemos que hay que hacer, porque creemos que Dios nos dijo que les dijéramos algo.

No debe ser nuestro objetivo elevar nuestro estatus a sus ojos solo porque les ministramos palabras perspicaces o alentadoras de Dios. No te pongas el manto de ser un profeta para que puedas descartar tu rudeza y actitud crítica como si fuera la obra de Dios en ti. No, esto no suena a Dios.

Sonar como Dios significa que nuestras palabras están sazonadas con Su misericordia, amor y gracia. Sus palabras pasan y se alinean con la sana teología y Su personalidad, no con nuestras propias filosofías personales. Las palabras de Dios edifican, aunque a veces tienen que derribar barreras. Los profetas de Dios fueron enviados para desafiar y enseñar, pero también para restaurar a las personas hacia Dios. La voz de Dios en nosotros siempre suena como Él si es Él quien habla, y nuestras palabras apuntan a Él.

Cuando te enfrentes a algo que requiera una respuesta, siempre tómate un tiempo, aunque sea poco tiempo, para pedirle al Espíritu Santo que guíe tu respuesta. Él te guiará de la mejor manera posible y lo que digas sonará muy parecido a Él, siempre y cuando escuches y obedezcas. Esa voz siempre es buena, y dirigirá los ojos hacia Él donde necesiten estar.