GozoMuestra

Gozo: Una vida de devoción

Imagina que te has clasificado para una carrera muy importante. Junto con los mejores corredores, compites por la victoria. Se da el pitazo de salida. ¡Allá vamos! Estás en cabeza durante la primera vuelta. Lo das todo. Cuando llegas a la recta final, tus pies no quieren ir más allá. Tu respiración se acelera, no puedes más. En ese momento, ves a tu enamorado entre la gente y con la cara roja, grita tu nombre.

Todo tu cuerpo está electrizado. Rendirse ya no es una opción. Y entonces corres por la línea de meta con los brazos en alto.

Nuestra vida de fe es precisamente una carrera así. En Hebreos 12 puedes leer:

"Por tanto, también nosotros, que estamos rodeados de una nube tan grande de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia y corramos con perseverancia la carrera que tenemos por delante“.

Pero, ¿cómo seguir hasta el final?

"Fijemos la mirada en Jesús, el iniciador y perfeccionador de nuestra fe, quien por el gozo que le esperaba, soportó la cruz, menospreciando la vergüenza que ella significaba, y ahora está sentado a la derecha del trono de Dios“.

Mantener los ojos en Jesús significa mantener los ojos en la meta. Como si te estuviera esperando en la línea de meta y te estuviera llamando: ¡Vamos, puedes hacerlo! ¡Aguanta! El gozo que te espera en la meta merece todos los esfuerzos.