Soy Cristiano y Soy PoliticoMuestra
Sal y luz
Permítame presentarle 4 perspectivas bíblicas acerca la disruptiva participación de los cristianos en el área de la política.
Primero, modelo de esperanza en el futuro.
Se trata de una perspectiva que fue desarrollada y llegó a su punto máximo durante los primeros dos siglos de la Iglesia primitiva. Su énfasis está en un nuevo cielo y una nueva tierra. Sin embargo, hay que destacar que esta cosmovisión puede ser algo pasiva, pues deposita todas las esperanzas en el futuro, mientras observa a un mundo sumergido en la injusticia. Si bien es una postura válida en ciertos contextos ante una inminente catástrofe apocalíptica, considera al mundo como algo corrompido, que no tiene remedio, está en estado de putrefacción absoluta, y no hay vuelta atrás. A nivel popular, se podría decir que las siguientes frases corresponden a este modelo.
“No te metas en política. Son todos corruptos”.
“¡Mañana se acaba el mundo!”.
“Los cristianos debemos priorizar las cuestiones espirituales sobre las terrenales, y no malgastar nuestras energías en algo que nunca va a cambiar”.
Segundo, modelo de experiencia espiritual.
Esta perspectiva destaca la experiencia personal del reino de Dios aquí en la tierra. Lo positivo de esta manera de ver las cosas es que enfatiza el “aquí” y el “ahora”. Se puede decir que se trata de un concepto un tanto individualista, pues esta clase de dirigencia política tan solo piensa que a través de sus acciones que los valores del reino son impuestos en las fibras de la sociedad. Otra observación es que este modelo superpone la influencia interpersonal por sobre la institucional. Es decir, se contenta con tan solo predicarles la palabra con una euforia desmedida, y no procura los cambios macroestructurales profundos que necesita la sociedad. De ser así, se corre el peligro de que la política se encierre en círculos ministeriales.
Tercero, modelo de cambio social.
Esta postura está ligada a la idea de cristianizar la política. Aquellos que sostienen esta postura entienden que es a través de la política que deben irrumpir en la agenda política nacional, y muchas veces con razón. Sin embargo, también debemos entender que no todos los cristianos tienen una vocación política. De manera que es necesario entender que la política es una simple herramienta más a través de la cual podemos influir con los valores cristianos.
Cuarto, modelo de transformación integral.
Esta perspectiva niega tanto la esperanza ciega en el futuro como la desmedida frustración en el presente. No dice: “Fuga mundi”, así como tampoco sostiene: “Vamos a cambiar el mundo en nuestra generación”. Tan solo observa la política como un canal para ser sal y luz. Jesús dijo: “Ustedes son la sal de la tierra. Pero, si la sal se vuelve insípida, ¿cómo recobrará su sabor? Ya no sirve para nada, sino para que la gente la deseche y la pisotee. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad en lo alto de una colina no puede esconderse. Ni se enciende una lámpara para cubrirla con un cajón. Por el contrario, se pone en la repisa para que alumbre a todos los que están en la casa. Hagan brillar su luz delante de todos, para que ellos puedan ver las buenas obras de ustedes y alaben al Padre que está en el cielo” (Mateo 5:13-16). Por lo tanto, la clave es ser sal y luz también en el área de la política. El famoso filósofo Platón advirtió: “El precio de desentenderse de la política es el ser gobernado por peores hombres”. Y prosiguió insistiendo con su idea al decir: “Si tú no ocupas ese lugar, otro peor que tú lo hará”. Esto nos deja una extraordinaria lección de vida. “Para que el mal gobierne, tan solo hace falta que los justos callen”.
Definitivamente, el mundo anhela ver la manifestación de una nueva clase de dirigente política. La Iglesia en Latinoamérica necesita dar un próximo paso en el área gubernamental si anhela ver la manifestación de los valores del reino en la sociedad. Y ese salto cualitativo tiene que ver con los cambios de aire que el Espíritu Santo está provocando en distintos lugares de este continente. Para esto, necesitamos por un lado una comprensión integral de las enseñanzas bíblicas en cuanto a la política, y por otro un liderazgo político comprometido con los valores del reino de Dios. La Iglesia no debe usar la política para su propio beneficio, así como tampoco la política debe usar la Iglesia con fines partidarios ni electorales. Mientras tanto, la Iglesia nunca debe dejar de anunciar la justicia divina, y la visión que Dios tiene para con el conjunto de la sociedad.
“Ustedes gobernantes, ¿actúan con justicia sin mantener silencio, y juzgan con rectitud a los hombres?” (Salmo 58:1, énfasis y traducción mía del original hebreo).
Escrituras
Acerca de este Plan
José fue un dirigente de altísimo rango de Egipto. Débora fue la única mujer jueza con una fuerza de liderazgo increíble. Nehemías fue un colaborador del rey que luchó por su pueblo. David gobernó Israel durante 40 años. Ester ejerció una tremenda influencia política que marcó el destino de una nación. Entonces, ¿en dónde están los cristianos en el campo misionero de la política?
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Nos gustaría agradecer a La Cuarta Dimension Latinoamerica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.comunidadpec.com/