Soy Cristiano y Soy PoliticoMuestra
No a la política, ¿pero de dónde viene todo esto?
La casi nula participación en la política por parte de líderes comprometidos con la nación se debe a dos credos sobre los cuales la inmensa mayoría de las organizaciones cristianas se basa para expresar sus creencias. Por un lado, se encuentra el “Catecismo de Heidelberg” escrito en 1563 que increíblemente no dice nada al respecto. Muchas veces el silencio implica consentimiento. El mensaje era implícito, pero a su vez claro: “No hablemos de política”. Por otro lado, tenemos la “Confesión de Westminster” que data del año 1648, y dice: “Es lícito para los cristianos aceptar y desempeñar el cargo de magistrado cuando sean llamados para ello, en el desempeño de su cargo, deben mantener especialmente la piedad, la justicia y la paz, según las leyes sanas de cada Estado, así con este fin, bajo el Nuevo Testamento, pueden legalmente ahora hacer la guerra en ocasiones justas y necesarias” (énfasis mío). Dicho de otro modo: “Si tienes un llamado, participa activamente de la política, y glorifica el nombre de Dios”. Hay una notoria pasividad, aunque con un tono de reconocimiento avanzado.
¿Pero es tan así esto? En la historia reciente de la humanidad, hemos sido testigos de cómo una pandemia como el Covid-19 podía cambiar la cotidianeidad de los ciudadanos del mundo de la noche a la mañana. Se llegó a un punto en el que la mitad de planeta Tierra se mantuvo en cuarentena. En algunos países, fue el Poder Ejecutivo que obligó a cerrar todos los templos. Obviamente, esto no fue en un marco de opresión religiosa ni nada por el estilo, sino de una emergencia sanitaria. Pero la realidad es que el Estado demostró a las instituciones religiosas el poder que ejerce sobre ellas.
Pero los tiempos han cambiado. El Pacto de Lausanna del 2010 dice textualmente: “Los ámbitos interconectados del gobierno… tienen una fuerte influencia en los valores de cada nación y, en términos humanos, definen la libertad de la Iglesia… Alentamos a los seguidores de Cristo a participar activamente en esta esfera, en el servicio público…”.
Presta mucha atención en cómo se ha progresado el pensar teológico con respecto a la participación de la política. Del silencio absoluto de Hidelberg, se ha dicho que es “lícito”, es decir, que “no está mal” en Westminster, para luego “alentar” a los cristianos a participar de la esfera de la política en este último tiempo.
Así como José, Débora, Nehemías, David, Ester fueron buenos dirigentes que cumplieron con la voluntad de Dios en su momento, la Biblia también presenta a pésimos dirigentes políticos como Acab en Israel quien propagó la religión de Baal tras haber contraído matrimonio con Jezabel, y Atalía en Judá, justamente su hija. “Acab hijo de Omri hizo lo que ofende al Señor, más que todos los reyes que lo precedieron” (1 Reyes 16:30). “Resulta que la malvada de Atalía y sus hijos habían destrozado el templo de Dios, y hasta habían ofrecido a los baales los objetos sagrados del templo del Señor” (2 Crónicas 24:7).
Por lo tanto, estamos en condiciones de afirmar que si los hijos de Dios no ocupan lugares estratégicos que tienen que ver con la vida pública del ciudadano, las tinieblas lo harán, y toda deshonra a Dios por parte de los funcionarios, lo pagará el pueblo.
Escrituras
Acerca de este Plan
José fue un dirigente de altísimo rango de Egipto. Débora fue la única mujer jueza con una fuerza de liderazgo increíble. Nehemías fue un colaborador del rey que luchó por su pueblo. David gobernó Israel durante 40 años. Ester ejerció una tremenda influencia política que marcó el destino de una nación. Entonces, ¿en dónde están los cristianos en el campo misionero de la política?
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Nos gustaría agradecer a La Cuarta Dimension Latinoamerica por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.comunidadpec.com/