Del autorechazo a la aceptaciónMuestra
Cuando salieron de la aldea Jesús continúa con el milagro de sanidad que empezó desde el momento que caminó con el ciego. En esa época, poner saliva en los ojos tenía ciertas implicancias curativas para los hombres, pero Jesús hizo mucho más, después de caminar juntos, el ciego sintió de manera gentil las manos del sanador donde estaba su mayor limitación visible. Todo esto le decía algo a su corazón mientras Jesús tocaba lo que otros señalaban: mas allá de todo: Tú eres valioso para mí.
Yo me imagino que antes, en medio de la aldea, cuando el ciego ni siquiera se atrevía a hablar y se percibía sin mayor valor, si le hubieran sanado a medias y preguntado: ¿Ves algo?, quizás solo hubiera respondido, “Si Jesús, veo, gracias por curarme” y se hubiera escabullido rápidamente. Pero ahora podía decir: “Veo, pero a medias”, quizás sintió asombro al escuchar su propia voz. Jesús estaba curando cada parte de la humanidad del ciego, el responde a toda nuestra necesidad, aun a la que nosotros nos hemos resignado a tolerar sin darnos cuenta.
Cuando estamos abrumados por el auto rechazo y luchamos por la aceptación de los demás, casi siempre solo decimos lo que la gente quiere escuchar. Pero Jesús quiere escuchar nuestra voz, lo que realmente sentimos, no se escandaliza con nuestras emociones. Uno de los títulos que más le gustaba repetir en la tierra era llamarse “el Hijo del hombre”. Dios, al hacerse hombre, decidió experimentar todas las emociones humanas, ninguna de ellas le hizo actuar en pecado pero le llevaron a conocer el dolor de una humanidad caída. Nunca nos avergoncemos de presentarnos tal y como somos ante Dios. Mientras vamos caminando, aprendamos a orar, decirle lo que sentimos, lo que nos duele, lo que nos ilusiona y lo que nos desafía. Dios quiere escuchar nuestra propia voz, las repeticiones vacías no van con Él.
A Dios le costó mucho redimir la humanidad, por ello cuando restaura quiere hacerlo completamente. Hay procesos que no entenderemos porque mientras le pedimos que nos sane la vista, Él está sanando otras partes de nuestro ser.
Oremos: Gracias Dios por Tu deseo de sanarme completamente, dame la humildad para ver lo que debo cambiar, la confianza de entregártelo y el coraje de mantenerme cerca a tu corazón durante el proceso.
Escrituras
Acerca de este Plan
Acompáñame junto con el ciego de Betsaida explorando uno de los milagros más extraños que Jesús hizo cuando camino con nosotros. Había una herida más profunda que la ceguera misma y quizás una de las más comunes en nuestros días. Jesús nos muestra el camino redentor para salir del autorechazo y volver a ser quienes siempre fuimos para Dios.
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Nos gustaría agradecer a Australis por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.australiszone.org/