Del autorechazo a la aceptaciónMuestra
El ciego estaba paralizado, sin nombre y sin voz. Más que la vista, había perdido la esperanza. A veces por el dolor que hemos vivido nos cuesta salir adelante. La historia que nos contamos de nuestras caídas pesa más que la caída misma y cuando nos quedamos sin visión, sin voz y sin movimiento, el autorechazo toma control de nuestra vida y corremos ansiosamente tras la validación de otros.
La negación a uno mismo es casi lo opuesto al autorechazo, cuando un mundo caído te dice que la única manera de salir adelante es buscar la aprobación de los hombres, la negación de uno mismo para seguir el camino de Dios, nos eleva y nos hace elegir el camino menos transitado para expresar el ser que fuimos destinados a ser, allí vencemos aun en nuestras derrotas siendo tercos en levantarnos. Pero el autorechazo es rechazar nuestro valor intrínseco, nuestro verdadero yo. Nos resignarnos a ser lo que otros dicen que somos y dejamos de ser una posibilidad para los demás. Peor aún, llamamos “negarnos a nosotros mismos” a callar nuestra vocación, llamado y visión otorgada por Dios mismo. Es como si la vida fuera un regalo inútil.
Jesús tomó de la mano al ciego para llevarlo fuera del lugar donde era conocido por sus limitaciones. Él está más interesado que nosotros en volvernos a la vida plena y nos acompañara en el camino de restauración. No vamos a escuchar quienes somos si no estamos dispuestos a caminar con Él. Mientras más caminemos con Él, destruiremos patrones que nos alejen de la parálisis o la incapacidad de vernos con los ojos de Dios. No podemos elegir como nos miran los demás, pero si como y a quien escuchamos.
Escuchar a Jesús fue el inicio para sanar un corazón herido y sin esperanza. Quizás al inicio no podamos ver y vernos como Dios nos ve, pero descubriremos que su compañía es lo más valioso aun cuando el cuarto este vacío. Empieza caminando con Él, valora esos momentos sagrados. ¿Qué conversaron? ¿Qué va pasando mientras estas en su presencia? Mientras sales de una aldea que te pudo haber envuelto en la parálisis de la vergüenza y culpa sus palabras guiaran tu corazón en un camino donde dejaras de verte como un problema que resolver para ser una maravilla por descubrir.
Oremos: Dios, perdóname porque a veces me rindo o justifico con las heridas de mi pasado el que no pueda volver a empezar contigo. Solo ayúdame a dar el primer paso, tómame de la mano, quiero escucharte y que me escuches, y mañana daré otro paso más mientras que Tu presencia va sanando mi vida y haciéndome verme con Tus ojos.
Escrituras
Acerca de este Plan
Acompáñame junto con el ciego de Betsaida explorando uno de los milagros más extraños que Jesús hizo cuando camino con nosotros. Había una herida más profunda que la ceguera misma y quizás una de las más comunes en nuestros días. Jesús nos muestra el camino redentor para salir del autorechazo y volver a ser quienes siempre fuimos para Dios.
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Nos gustaría agradecer a Australis por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.australiszone.org/