Enfrentando El Día MaloMuestra

Pues Jesús fue bastante claro al decirnos:Y no temáis a los que matan el cuerpo, más el alma no pueden matar; temed más bien a aquel que puede destruir el alma y el cuerpo en el infierno (Mateo 10:28).

Está diciendo que quien puede hacernos un daño real, perdurable y significativo no es quien pueda matar nuestro cuerpo, sino el enemigo de nuestras almas, que desea nuestra destrucción eterna, satanás.

Y es que el enemigo, si no ha logrado por algún medio matar o hurtar en nuestras vidas, intentará DESTRUIR todo lo que hemos construido con cuidado, amor sacrificio y esmero.

Una reputación y credibilidad que tardó 40 años en construirse, puede ser destruida en un solo día.

El diablo puede destruir los tesoros de nuestra vida de múltiples maneras, pero una de las más utilizadas es LA TRAICIÓN.

Ni siquiera Jesús fue eximido de este valle; Vemos claramente que fue vendido, entregado, traicionado vilmente por su propio discípulo Judas a cambio de algunas monedas. Esto intentaba destruir su carácter, su autoestima como Maestro.

Y es que mientras más relaciones construimos en la vida, mientras más se agranda la familia, la empresa o inclusive el ministerio, más chances habrá de sufrir el valle de la destrucción a través de traiciones.

Muchos hogares fueron destruidos por satanás a través de la traición en forma de INFIDELIDAD o de INMORALIDAD. Traicionando el amor y confianza que habíamos depositado en una pareja. O quizá Satanás destruya un hogar desde el corazón de unos padres que le dieron la mejor educación a sus hijos, con todo el cariño del mundo y pese a esto, sus hijos se sumergen en vicios y adicciones.

En la vida habrá todo tipo de traiciones:

— Traiciones familiares

— Traiciones de amistades

— Traiciones profesionales

— Traiciones empresariales.

Pero de algo podemos estar seguros: que en la soberanía de nuestro Padre, lo que ha nacido en su corazón y verdaderamente está en sus propósitos divinos, NO puede ser destruido. Quizá el enemigo amague, quizá el enemigo moleste, quizá el enemigo lo intente y te haga tambalear, pero el plan divino sigue su marcha, tal como podemos ver con lo sucedido entre Judas y Jesús, esa traición amarga colaboró para seguir adelante con algo mucho más grande: El Plan de Salvación.

Lo que es de DIOS no será destruido, PERMANECERÁ y los hombres o demonios en contra se hallarán peleando contra el Dios del cielo, y no contra ti.