Una palabra a su tiempoMuestra

La oración eficaz

A medida que nuestras familias, ciudades, naciones y el mundo enfrentan crisis tras crisis, debemos ser una Iglesia que pueda orar para lograr avanzar. Necesitamos avanzar para nosotros, los que nos rodean y los perdidos en nuestras ciudades.

La oración eficaz logra su objetivo. Siendo personas de oración, queremos ser como arqueros que disparan flechas que dan en la diana. ¡Las oraciones de Elías para detener la lluvia y traerla de vuelta suenan muy efectivas! No somos diferentes a él. Elías fue ungido y designado por Dios. También somos ungidos y designados por Dios. Cuando reconocemos quiénes somos y nuestro lugar dentro del Cuerpo de Cristo, podemos comenzar a operar en la oración eficaz.

Hay tres áreas de alineación que son esenciales en nuestra vida para una oración eficaz:

1.Alineación con el Reino: Necesitamos tener la alineación adecuada en relación con el Reino de Dios y sus principios. No debemos construir nuestro propio reino, sino establecer el Reino de Dios en la Tierra como en el Cielo. Mientras la gente buscaba construir su propio reino, Jesús buscó una toalla para lavar los pies de Sus discípulos. Cuando Jesús les enseñó a Sus discípulos a orar, les enseñó a centrarse en el Reino: «Venga tu reino».

2.Alineación personal: Debemos estar en una correcta relación con el Padre, conectando nuestro espíritu con nuestro Creador. Nuestro corazón debe estar bien delante de Él. David oró: «Crea en mí, oh Dios, un corazón limpio» (Salmos 51:10). Cuando nuestro corazón está correctamente alineado con el de Dios, tenemos autoridad espiritual en nuestras oraciones. Seremos capaces de orar eficazmente y ver a Dios moverse. El pecado en nuestra vida impide que nuestras oraciones sean efectivas.

3.Alineación con el Cuerpo: Cada uno de nosotros tiene una función y un don dentro del Cuerpo de Cristo. Todo funciona como debería cuando estamos correctamente alineados dentro del Cuerpo. He visto esta verdad cuando voy al quiropráctico. Mis problemas de rodilla hacen que mi cadera se salga de su lugar y pronto siento un dolor de espalda crónico. ¡En ese momento, tengo que ir para que me hagan una alineación! Cuando mi columna vertebral vuelve a quedar alineada, todo lo demás se siente liberado. Lo mismo sucede en el Cuerpo de Cristo. ¡Vemos un avance significativo para el Reino cuando operamos en unidad!

Señor Jesús, que Tu Cuerpo funcione de la manera que Tú quisiste para que le traiga gloria al Padre.