Fuimos Perdonados Para PerdonarMuestra
Todo nos fue perdonado
He contado con la oportunidad de abordar con algunas personas el tema del perdón a la luz de las Escrituras y sobre todo a la luz del perdón que he recibido por medio de Jesús; y suelo hacer esta pregunta: ¿Creen que pueda haber algo imperdonable? Entonces, el momento se torna tenso y por lo general las personas (inconversas) concluyen las mismas respuestas, entre ellas:
- "Depende de lo que haya que perdonar."
- "Hay cosas que no tienen perdón, por ejemplo una violación o que te maten a tu hijo."
- "Definitivamente hay cosas imperdonables, que los perdone Dios, porque si dependiera de uno, jamás."
Analizo estas respuestas y las comprendo, entendiendo que son personas que no han experimentado la convicción que da el Espíritu cuando nos permite reconocer que ningún ser humano, principalmente nosotros mismos, merecemos ser perdonados. Antes de que Jesús nos salvara, con certeza pensábamos igual que estas personas, asumíamos que no éramos tan malos porque no matábamos, no violábamos, etc. en fin, porque no estábamos en el estándar de lo que llamábamos "pecados escandalosos e imperdonables". Veíamos el pecado, lo clasificábamos y según nuestra opinión, a unos los tomábamos como menos graves que otros. Entonces ¿cómo juzgarlos? si así mismo éramos nosotros, ignorantes de nuestra necesidad de ser perdonados y de ser reconciliados con Dios, ignorantes de la condición que nos hacía sus enemigos.
Una vez rescatados por Jesús, hemos podido comprender que no hay pecados más graves que otros; que sin Jesús estamos en la misma condición de maldad y pecaminosidad ante Dios. A pesar de quienes éramos y de lo que hacíamos, recibimos el perdón por nuestro pecado; por la desobediencia y la rebeldía en la que vivíamos ante Dios y por cada uno de los pecados, producto de nuestra desobediencia y de nuestra separación de Él.
No hay uno solo que busque a Dios, ni uno solo que pueda llamarse justo ante Él; todos fuimos destituidos de su gloria, por causa de la desobediencia de Adán, todos nos hicimos desobedientes e ignorantes de nuestra desobediencia ante Dios.
Cuando fuimos quebrantados por el Espíritu, pudimos entender que ninguna persona es justa ante Dios, que todos éramos aborrecibles a sus ojos y que su misericordia fue tal, que nos concedió la gracia de seguir con vida para escuchar el llamado que nos hizo a través de su Hijo Jesús, a fin de recibir su perdón y ser reconciliados con Él, librándonos de todo peso de culpa y de condenación. No éramos mejores que aquellas personas que viven en la oscuridad, solo Jesús, hace la diferencia en nosotros; sin embargo, sin Él estaríamos en la misma condición de aborrecimiento ante los ojos de Dios.
Ahora que estamos gozando de la promesa de salvación en la que por gracia fuimos injertados, es que podemos comprender que somos mirados favorablemente por nuestro Padre. Gracias a su Hijo Jesús, es que somos llamados justos a sus ojos por su sacrificio. Gracia a Jesús, el pecado que nos condenaba no es un peso para nosotros, porque Él, lo llevó sobre sí, librándonos de la sentencia y la destrucción eterna que nos merecíamos.
Todo nos fue perdonado, nuestra desobediencia y cada uno de los pecados que cometimos; no importa lo que hicimos, somos hijos de Dios, y por su Espíritu, somos guiados a vivir como su Hijo Jesús, quien se reveló a nuestra vida para establecernos de manera gratuita y bondadosa en los diseños y las riquezas de su reino.
Escrituras
Acerca de este Plan
Solo podemos perdonar a la luz del sacrificio de Jesús y de la gracia con la que Él nos miró, a pesar de no merecerlo. Confío en que este plan que, me ha inspirado el perdón recibido por medio Jesús, pueda serte útil para comprender que el perdón se otorga de la misma manera en que lo recibimos, por gracia.
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Nos gustaría agradecer a Marysela Ocampo O. por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://www.facebook.com/confiadosenJesucristo