Cara a Cara Con Jesús - Una Meditación Para La CuaresmaMuestra

Jairo era un gobernante de la sinagoga, pero aún más importante era su increíble fe. Acudió a Jesús después de que su hija muriera y le pidió que le impusiera las manos para que viviera. ¿No es extraordinario? Pedirle a alguien que resucitara a su hija de entre los muertos sólo significaba que confiaba tanto en el testimonio de Jesús y que estaba dispuesto a apostar su dignidad por Él. Estoy seguro de que Jesús le acompañó sintiendo gozo de que le pidieran algo tan grande. Al entrar en su casa, Jesús pide literalmente a los dolientes y a la multitud que se vayan porque "la muchacha no está muerta, sino dormida". Eso es Dios en carne y hueso. Sólo Dios podía ver vida en una situación aparentemente muerta.

Si tu vida, una situación o una relación han estado a punto de morir, tal vez ha llegado el momento de que lo traigas al Dador de Vida para que sople frescor y vitalidad en una situación que, de otro modo, estaría muerta y sin esperanza.

Hazte las siguientes preguntas:

¿Qué área de mi vida parece estar particularmente sin vida hoy?

¿Puedo invitar intencionadamente a Cristo a ese espacio?