Nueva VidaMuestra

YA NO VIVO YO

PUEDES TENER MI VIDA

Puede que tú que estés leyendo esto seas un seguidor de Jesús, y que hayas hecho la oración de salvación, donde declaramos que Jesús es el Hijo de Dios, declaración que describe Gálatas 2:20.

Con Cristo estoy juntamente crucificado, y ya no vivo yo, mas vive Cristo en mí; y lo que ahora vivo en la carne, lo vivo en la fe del Hijo de Dios, el cual me amó y se entregó a sí mismo por mí.

Hoy me gustaría enfatizar esto: Ya no vivo yo, ahora Cristo vive en mí.

¡Es tan sorprendente! ¿Cómo no sentirse conmovido y profundamente sacudido por esto?

Cuánta profundidad hay dentro de esta declaración.

En esa declaración aceptamos que hemos muerto no solo al pecado, sino también a todas las cosas que ofrece este mundo, incluso a lo que hemos considerado “bueno” o “exitoso” que es tan efímero.

Es decirle a Jesús, ¡lo dejo TODO! por ti. ¡TODO! Es decirle, te entrego cada pensamiento, cada deseo, cada respiro de mi vida.
¡Puedes tener mi vida!

Estoy segura que el Espíritu Santo puede enseñarte mucho más sobre esta declaración y si no lo has hecho hasta ahora, te adelanto que será lo mejor que te puede pasar en esta tierra. Entre tantos caminos que elegir; literalmente, este mundo ofrece opciones, cientos y cientos de opciones, pero, haber decidido seguir a Cristo, es hallar el tesoro, es hallar lo que el mundo busca desesperadamente. Y tú, siendo llamado, tienes el tesoro delante de ti, pero es un compromiso que no se toma a la ligera, pues aquella declaración determina tu destino eterno.

El reino de los cielos es semejante a un tesoro escondido en el campo, que al encontrarlo un hombre, lo vuelve a esconder, y de alegría por ello, va, vende todo lo que tiene y compra aquel campo (Mateo 13:44).

Si quieres hoy mismo puedes hacerlo y dejar que Dios transforme todo.

Si ya lo has hecho, pide al Espíritu Santo que te muestre que significa que Cristo viva en ti, y cuán poderosa es esa declaración. Te aseguro que no hay mejor maestro que Dios.

“En cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes” (Efesios 4:22-24 NTV).