Verdaderamente LibresMuestra

Divulgar la verdad con libertad

Una de las grandes bendiciones que tenemos aquellos que hemos tenido un encuentro personal con Cristo es poder dar un mensaje diferente al que normalmente da una sociedad llena de miedos, conflictos, violencia, desesperanza, depresión, etc. Los cristianos tenemos muchas buenas noticias para compartir con nuestro prójimo. Sin embargo, aún existen muchas cosas que no nos dejan darlas libremente y que nos atan y esclavizan impidiendo compartir la buena noticia. En este tiempo más que nunca debemos liberarnos de toda atadura que nos impide proclamar nuestra historia, nuestro propio relato basado en nuestra propia experiencia con Cristo Jesús. Se habla mucho de contar o armar un relato, los cristianos no tenemos un relato. Tenemos algo real y concreto para contar. El cambio en nuestra vida le dio sentido, Cristo pagó por nosotros. Todos nuestros pecados son perdonados, ya no hay precio por pagar. Tenemos un propósito por el cual vivir. Nuestra vida cobra equilibrio. Nace una esperanza de vida abundante. Gozamos la maravilla de ser parte de una Iglesia y no parte de una institución y puedo asegurarles que podríamos pasar días contando lo que significa tener a Cristo en la vida.

Pero entonces, ¿qué nos ata a poder hablar de lo que Cristo hizo en nosotros con pasión? Prejuicios, inseguridades, vergüenza, etc.

Sepamos que somos portadores de buenas noticias en medio de una sociedad llena de malas noticias. Marcamos la diferencia con nuestro mensaje y conducta. Ningún otro movimiento debería sobresalir al mensaje más contundente y real que ha recibido la humanidad. Tenemos con qué para sobresalir frente a engaños o relatos fantasiosos. La Palabra de Dios tiene poder y penetra hasta lo más profundo del ser. Somos portadores de la Palabra de Dios, no de un cuento o narrativa humana. Somos evangelistas cuando hacemos uso sistemático de lo que creemos. Uso sistemático de dar buenas noticias.

Asumamos la responsabilidad de predicar el mensaje de salvación, la buena noticia en todo tiempo, a toda persona y en todo lugar. Es imprescindible ser verdaderamente libres haciendo que otros también lo sean. El diablo nos ata para no dar el mensaje de salvación y luego cuando no lo damos nos genera culpa. Liberémonos del diablo tramposo y proclamemos el mensaje de salvación a todos los que nos rodean.