[Fe] La fe justificaEjemplo

Un amor como ningún otro

Cuando pienso en el amor de Dios por nosotros, me asombra la gracia y generosidad abrumadoras de nuestro Padre. El suyo es un amor que no conoce límites. Se derrama desde lo más profundo de su corazón en nuestras vidas, llena cada grieta, cada rincón y cada anhelo con su divina presencia. El último beneficio de la justificación es poseer el amor de Dios. Nuestras mentes humanas luchan por comprender su magnitud. Es como un río sin fin, que fluye constantemente, cae en cascada y llena nuestras almas. El amor de Dios se derrama en nuestros corazones cuando recibimos al Espíritu Santo en nuestra salvación, llena nuestro ser y nos transforma de adentro hacia afuera.

Y no se detiene ahí. Como un tsunami, este amor avanza y se derrama en todos los aspectos de nuestras vidas. Se derrama en nuestras relaciones, nuestras pasiones y nuestros objetivos. Este amor trae reconciliación, propósito y un renovado sentido de esperanza. La belleza del amor de Dios es que no se gana, sino que se da gratuitamente. Es un regalo que se nos otorga cuando ponemos nuestra fe en Jesucristo. Al abrazar este amor, experimentamos el poder transformador de la justificación: un cambio dramático de una vida de condenación a una vida de herencia abundante.

A través de la fe en Jesús, realmente comenzamos a comprender y experimentar los beneficios de la justificación. Obtenemos acceso a la presencia de Dios, encontramos paz en medio de las tormentas de la vida y soportamos las pruebas con una nueva resiliencia. Lo más importante es que aprendemos a vivir una vida caracterizada por el amor, un amor que emana desde lo más profundo de nuestro ser. Hoy te invito a deleitarte con los beneficios de la justificación, a saborear el amor y la gracia ilimitados que Dios nos ha provisto. Deja que su amor te llene hasta desbordar, deja que se derrame en cada aspecto de tu vida y permite que te transforme desde adentro.

El teólogo J.I. Packer escribió: «La justificación es la transición verdaderamente dramática del estatus de criminal condenado que espera una sentencia terrible al de un heredero que espera una herencia fabulosa». Sus palabras pintan un hermoso cuadro de la vida que podemos vivir en Cristo.

Entonces, amigo mío, preguntémonos: ¿Estamos realmente abrazando los beneficios de la justificación? ¿Estamos permitiendo que el amor de Dios nos llene hasta desbordar y transforme cada aspecto de nuestras vidas? ¿O nos frenan las distracciones y preocupaciones de este mundo? Reflexiona sobre tu relación con nuestro Salvador y considera cómo tu fe en Él podría llevarte tanto a una comprensión como a una experiencia más profundas de la gloriosa herencia que te espera.

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