¿Le importa a Dios la discriminación?Muestra

LA VIUDA EN UN PEDESTAL

No tenemos que esforzarnos para descubrir lo que las escrituras dicen sobre lo que siente el corazón de Dios por los que sufren discriminación. Es lo que más me atrae del Dios de la Biblia. Una de las emociones experimentadas por los que han sufrido alguna clase de abuso o discriminación es el intenso sentimiento de falta de autoestima. Esto generalmente los incapacita para salir adelante en la vida. Se manifiesta una profunda depresión cuando las personas son rechazadas debido a factores que no son capaces de identificar ni de dominar. Ser discriminados es una enfermedad mortal en la mayoría de las sociedades del mundo que deja innumerables personas sintiendo desamor y abandono.

Como pueblo de Dios debemos ser cuidadosos de no pisar las heridas de aquellos que han sido despojados de la dignidad que Dios les dio; debemos estar dispuestos a cuidar y curar esas heridas y mostrarles su verdadero valor. Es conmovedor leer las Escrituras y ver cómo Dios Se preocupó por los humildes, los insignificantes y los que no eran nadie. Un día en el templo, Jesús notó a la viuda pobre que dio todo lo que tenía. Aquí vemos una mujer pobre, sin nada a qué aspirar en el futuro de la vida. En una cultura que menospreciaba a la mujer, probablemente se le negaba todo derecho humano de dignidad y bienestar a los que ahora estamos tan acostumbrados. Para el resto del gentío ese día, esta viuda simplemente no existía. Era insignificante, de poco valor y sin importancia. Pero para Jesús, ella resaltó no solo porque dio todo lo que tenía sino también porque Él resolvió verla como lo que realmente era: un vaso digno de honor, una creación preciosa de Dios ignorada y abandonada. Jesús elevó su posición y la puso sobre un pedestal.

De hecho, todo lo Jesús hizo en la tierra resaltaba la compasión y el amor de Dios por los abusados y desfavorecidos. Estaba furioso al ver que los mercaderes hicieron del templo un lugar donde los pobres y extranjeros eran explotados. Jesús volcó literal y figurativamente las mesas de aquellos que trataban de despojar a la gente de su dignidad otorgada por Dios. Usó toda oportunidad para restablecer su condición de seres de valor intrínseco y dignidad con Dios. Que Dios nos permita ver a los que nos rodean a través de Sus ojos. Que Su palabra nos limpie de las actitudes discriminatorias y prejuicios que llevamos en nuestros corazones, que nos permita ser un bálsamo sanador en un mundo que constantemente trata de justificar y dignificar prácticas y creencias discriminatorias.