Invitados Por JesúsMuestra
El Señor te invita
Una de las palabras más hermosas pronunciadas por Jesús es “Venid”, o sea“vengan”. Esta es una palabra que denota invitación. Pienso que cualquiera de nosotros se sentiría sumamente halagado y privilegiado de que una persona con gran prestigio nos extendiese una invitación. Cuánto más cuando la persona que nos invita a acercarnos a Él, es Jesucristo el Rey de Reyes y Señor de Señores.
Cuando Pedro y su hermano Andrés estaban echando sus redes al mar para pescar, Jesús se acercó y les dijo: “Venid en pos de mí, y os haré pescadores de hombres” (Mt. 4:19). Me imagino la cara de asombro de estos hombres, ellos ya sabían de Jesús, le habían escuchado hablar, le llamaban Maestro y habían experimentado su poder cuando sus redes se llenaron de peces.
Al ser invitados por el Maestro para que le siguiesen, con la adición de que les haría pescadores de hombres, lo hicieron al instante. Nosotros, que conocemos la historia de estos hombres sabemos que ellos no entendieron de una vez a lo que Jesús los estaba invitando. Pero eso no impidió que se cumpliese aquello para los cual Jesús los llamó.
¿Recuerdas el momento en el que Jesús te extendió su invitación? Yo lo recuerdo como si hubiese sido ayer. Su invitación vino impregnada de su amor. Como Pedro y Andrés, yo había escuchado acerca de Jesús, pero no fue hasta ese momento en el que vi sus brazos extendidos en la cruz llamándome a seguirle, que mi corazón, mi mente, mi alma y todo mi ser respondieron a su llamado.
Esa invitación de Jesús está extendida hacia toda la humanidad, unos dejan las redes y le siguen y otros vuelven la espalda a hacer aquello que consideran más importante. ¡Qué trágico y lamentable!
Es lo que ocurrió a aquel joven rico a quien Jesús invitó a seguirle pero pesaron más sus riquezas que el amor incondicional del Salvador. Dice la Palabra que Jesús le miró y le amó, pero este joven pasó por alto la más grande invitación que pueda recibir hombre alguno y la menospreció.
Jesús no deja de decirnos “venid”. Cuando nos sentimos cansados, gastados, sin fuerzas, el Maestro vuelve a extendernos su invitación: “Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar” (Mt. 11:28). Leamos nuevamente esa promesa del Señor: “Yo os haré descansar”.
Tal vez este tiempo de tanta incertidumbre, en el que se ha conmovido el mundo entero, ha minado tus fuerzas. Volvamos a escuchar las palabras de Jesús y aceptemos su invitación para recibir su descanso.
Cuando estaban cansados por los ajetreos del ministerio, por la mucha gente que seguía al Maestro, el Señor Jesús tuvo la delicadeza (me encanta mi Maestro) de notar el cansancio de sus discípulos y les hizo una invitación. “Él les dijo: Venid vosotros aparte a un lugar desierto, y descansad un poco" (Mr. 6:31).
La necesidad de descansar, de reducir la marcha y de ocuparnos de nosotros mismos no debe ser ignorada. Esto es algo que reviste gran importancia y que no debemos pasar por alto.
Hoy el Señor te invita a su regazo para que descanses en Él.
Acerca de este Plan
No es un asunto de poca importancia el ser invitados por Jesucristo, el Hijo de Dios. Una invitación como esa jamás debiera ser rechazada. Pero, la realidad es que momento tras momento hay declinaciones alrededor del mundo a una invitación tan preciada. ¿A qué nos invita Jesús? En este plan de cinco días iremos a las Escrituras para encontrar la respuesta a esa importante pregunta.
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Nos gustaría agradecer a Grettchen Figueroa por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://facebook.com/GrettchenStage