Habitando en Su Palabra: Salmo 119Muestra

Resh «ר»

Lectura: Salmo 119:153-160

Subraya en tu Biblia todas las veces que se hace referencia a la Palabra de Dios.

El salmista sigue clamando a Dios por su situación. Es notable ver que él sigue aferrado a la Palabra de Dios y por eso, no se cansa de clamar. Porque reconoce que el único que puede auxiliarlo es Él.

Lee este versículo en voz alta y agradece a Dios por todas las veces que Él te ha librado en medio de la aflicción y alábale por las veces que reconoces que lo seguirá haciendo:

«Mira mi aflicción y líbrame, porque no me olvido de Tu ley» (v. 153).

El autor sentía impotencia al ver la maldad de los inconversos y el hecho de que no se daban cuenta de que necesitaban salvación.

«Lejos está de los impíos la salvación, porque no buscan Tus estatutos» (v. 155).

Al igual que el salmista, tú y yo estamos rodeados de personas que no buscan a Dios. Te invito a que ores por ellos, usando sus nombres y clames a Dios para que sus ojos puedan ser abiertos. Cuida tu corazón para que la maldad no te haga insensible hacia los demás. Recuerda que hemos sido llamados a ser luz y sal del mundo,

«Ustedes son la sal de la tierra; pero si la sal se ha vuelto insípida, ¿con qué se hará salada otra vez? Ya no sirve para nada, sino para ser echada fuera y pisoteada por los hombres. Ustedes son la luz del mundo. Una ciudad situada sobre un monte no se puede ocultar» (Mt 5:13-14).

Somos luz y sal cuando proclamamos la Palabra de Dios en todo lugar. Medita en el siguiente versículo:

«La suma de Tu palabra es verdad, y eterna cada una de Tus justas ordenanzas» (v. 160).