Elige perdonarMuestra

Obtén ayuda inmediatamente.

Idea principal: ¿Puedes identificar las señales de la amargura?

Reto: Reconoce las señales y pide ayuda.

«Sea quitada de ustedes toda amargura, enojo, ira, gritos, insultos, así como toda malicia» (Efesios 4:31).

Nuestra sociedad está tan plagada de rencor y amargura que prácticamente la consideramos una respuesta normal a la vida (Nancy DeMoss Wolgemuth, Escoge perdonar).

Si alguna vez utilizaste un dispositivo mnemotécnico para recordar rápidamente información importante, entonces sabes lo útiles que pueden ser. He aquí uno que todo el mundo debería conocer: F.A.S.T. por sus siglas en inglés. Según la Asociación Americana de Accidentes Cerebrovasculares, un accidente cerebrovascular es una de las cinco principales causas de muerte y una de las razones más comunes de discapacidad en los Estados Unidos. ¡Y el tiempo es crucial! Una media de 1,9 millones de células cerebrales mueren cada minuto mientras una persona está experimentando un infarto. Por eso, los profesionales sanitarios quieren que los ciudadanos reconozcan las señales de alarma: F- Semblante caído; A- Brazo débil; S- Dificultad para hablar; T-Tiempo de llamar al 911…FAST (rápido).

Del mismo modo, la amargura que no se trata puede dejar rápidamente partes de tu corazón espiritual sin oxígeno, causando una destrucción incalculable en tus relaciones con otras personas y con Dios que puede tomar años para rehabilitar (si la recuperación realmente ocurre). Para esta crisis espiritual, la intervención temprana es clave. Tienes que ver las señales de advertencia y actuar... rápidamente.

A veces los síntomas son evidentes, como lo son los compañeros de la amargura que el apóstol Pablo menciona en Efesios 4:31: enojo, ira, gritos, insultos, malicia. Asumimos que los detectaremos a tiempo para detener el problema, pero con frecuencia los síntomas son mucho más sutiles.

• ¿Repites una y otra vez en tu cabeza las escenas de cuando te lastimaron?
• ¿El simple hecho de pensar en alguien que te ha perjudicado hace que se te suba la presión?
• ¿Te gusta contarle a las demás (o a ti misma) la historia de cómo te hicieron daño?

Si la respuesta fue sí, es momento de buscar ayuda. Es hora de que vayas a Jesús pidiéndole que te ayude a perdonar. El camino puede no ser fácil, pero la buena noticia es que la ayuda (y la esperanza) están esperando tu llamada.

Hazlo personal:

Tómate un momento para reflexionar sobre tu forma de pensar y tus conversaciones de ayer. ¿Ves alguna señal de advertencia de amargura? Si es así, mira a tu Salvador y comienza el proceso de sanidad.

Profundiza:

¿Estás buscando recursos para evaluar la amargura dentro de tu corazón?