Espíritu SantoMuestra

El amor.

El amor es uno de los mayores dones del Fruto del Espíritu Santo que se manifiestan en los hijos de Dios y es notable. Esta palabra de cuatro letras ha logrado impactar profundamente a la humanidad, otorgando un lugar de privilegio al Señor Jesús. Por lo tanto, debemos estudiarla y vivirla, produciendo frutos de amor en nuestras relaciones con otras personas.

Lamentablemente, en la actualidad, el amor se ha comercializado y se percibe como algo pasajero que se puede explotar con fines lucrativos, lo que distorsiona su verdadero significado. Debemos recordar que en Gálatas 5:22 se nos dice: "Pero el fruto del Espíritu es el amor...". Esto demuestra que el amor no es algo inalcanzable para el ser humano; todos podemos amar a los demás. Además, en la misma Escritura, en 1 Corintios 13:4-8, se nos describe el amor como paciente, benigno, no envidioso, no jactancioso, no egoísta, no irritable, no rencoroso, gozoso de la verdad y perseverante. El amor nunca deja de existir, a diferencia de las profecías, las lenguas y la ciencia, que tendrán un fin.

El amor va más allá de ser un mero sentimiento; es una decisión racional que tomamos a diario. Jesucristo dio su vida por amor, y Dios Padre nos ama tanto que entregó a su Hijo en la Cruz para brindarnos salvación y vida eterna. Este amor sublime de Dios ha sido derramado en nuestros corazones, dándonos la capacidad de perdonar a quienes nos ofenden, bendecir a quienes nos maldicen y ayudar a quienes lo necesiten sin esperar nada a cambio. A pesar de que en la sociedad actual el amor a menudo se ve como algo ilógico, irracional, fantasioso o pasado de moda, el amor nunca deja de ser una parte fundamental de la vida del creyente.

Oremos: Padre Bueno, te agradecemos por el gran amor que nos brindas a través de tu Hijo, tus bendiciones y tu Santo Espíritu. En el nombre de Jesús, te pedimos que nos ayudes a manifestar el poderoso fruto del amor en nuestras vidas. Cuando enfrentemos ofensas, que no enfoquemos nuestra atención en las acciones de las personas, sino que recordemos que nuestra lucha es contra principados y potestades en las regiones celestiales. Ayúdanos, Padre, a amar a todos los que nos rodean sin hacer distinciones, para sembrar la Palabra de tu amor en todos los corazones. Amén.