Diferentes pero iguales Muestra

Yugo desigual entre creyentes. ¿Es posible?

En la etapa de la juventud, especialmente cuando estamos mirando prospectos para el futuro amoroso, podríamos asumir que tener muchos años en una religión, tener responsabilidades, talentos y demás nos capacita para tener buen ojo a la hora de elegir pareja o para nosotros ser candidatos ideales.

Si no lo hubiera experimentado, me resultaría incoherente pensar en que 2 creyentes pueden tener yugo desigual de índole espiritual.

Admitirlo no es cosa fácil, y lamentablemente es algo que a cualquiera le puede ocurrir.

En mi caso particular, le pedí a Dios un hombre cristiano (aparte de otras exigencias). Dios respondió mi oración.

Luego de la boda, no pasó mucho tiempo para darme cuenta que parecía que él tenía un compromiso con Dios y la obra, mayor que mi interés del momento. Orar, cantar, predicar, tener un cargo o ejercer un liderazgo que impacte no es suficiente para ser CRISTIANO CABAL.

Cuando se sumaron las responsabilidades que implican formar un hogar, me abrumé. Sentía que el tiempo no alcanzaba y que la vida devocional podía esperar un poco (en lo que le tomaba el piso a mi nueva vida). Bajé la guardia y ese descuido no tarda en dejarte expuesto.

¿Síntomas que indican que puede haber yugo desigual espiritual? Cuando uno de los 2...

- Siente pesadez de salir a la obra misionera.

-Todo le parece que puede esperar porque Dios entiende.

-No saca tiempo para el culto familiar.

-Siente que el otro quiere aparentar santidad y que cuando le aconseja, le está juzgando.

-Las lecturas y oraciones le pueden parecer largas y tediosas.

¿Se puede salir de ese estado?

Para volver a las sendas antiguas (si fueron buenas) o dejar que Dios haga nuevas sendas, lo ideal es:

- Reconocer que separados de Dios, la vida es más difícil (Juan 15:5).

-Entender que para crecer en todas las áreas de la vida, la Biblia recomienda que pongamos a Dios en primer lugar (Mat. 6:33).

-Los lazos familiares se estrechan cuando creemos en Cristo y diariamente sacamos el tiempo de invitarlo a nuestros hogares (Hechos 16:31).

Finalmente, si en algún momento te toca pasar por esto, sé paciente con tu pareja. No siempre estarán en la misma sintonía; sin embargo, tu misión no es atacar. Lo ideal es orar, motivar, dar ejemplo y dejar al Espíritu Santo obrar.

Con ayuda de Dios y decisiones firmes, podrás decir con gozo y alegría: "Mi casa y yo, servimos a Jehová".

- Karina De La Rosa De Díaz (@karinadelarosadediaz).