Rut Y Noemí, Una Historia De RedenciónMuestra

El libro de Rut nos presenta una de las narraciones más cautivadoras del Antiguo Testamento, una historia que resuena con nuestras propias vidas. Enfrentada en muchas oportunidades al dolor y a pérdidas paralizantes, Rut nos enseña cómo el amor redentor de Dios puede transformar nuestra existencia y de paso, nos permitirá conectarnos con el legado divino de nuestro Salvador.

La historia de Rut en la Biblia se desarrolla en el contexto de una familia israelita que reside en Belén, quienes se vieron obligados a abandonar su hogar debido a una devastadora escasez de alimentos y de oportunidades. Cuando escuchamos la palabra "hambruna" como lectores modernos, inmediatamente comprendemos el peligro que encierra. Sin embargo, los lectores israelitas de la época podrían haber experimentado una reacción distinta frente a una situación como esta. Verás, las Escrituras nos revelan que el hambre desempeñó un papel crucial en las decisiones de Abraham, llevándolo a dirigirse a Egipto para asegurar la supervivencia de su familia. De manera similar, la hambruna llevó a Jacob, nieto de Abraham, y a toda su familia a emigrar a Egipto en busca de alimentos, sin saber que se reunirían con su hijo José, quien había sido considerado desaparecido desde ya hacía mucho tiempo.

Sin embargo, tanto Abraham como Elimelec cometieron el mismo error al creer que Dios no proveería para sus necesidades en el lugar al que Dios los había llamado a vivir. Después de todo, Dios llamó a Abraham a Canaán, no a Egipto, y a Elimelec junto con su familia los había llamado a residir en Belén, no en los campos de Moab.

Si bien es cierto que el hambre era una herramienta que Dios usaba para guiar a su pueblo al camino de la promesa o al reencuentro de un ser querido como fue el caso de Jacob con José. Hoy sabemos que el desvío de Elimelec no condujo a una vida mejor para toda su familia en la forma que él esperaba. Y la Biblia por alguna razon, guarda silencio en dejarnos saber si Elimelec junto con su familia, viajaron a Moab por obediencia o temor a morir de hambre.

Lo cierto, es que es imperativo que nos mantengamos fieles al llamado y al lugar donde Dios nos ha establecido, incluso en medio de las dificultades. No debemos sucumbir ante las tentaciones de desviarnos ante las temporadas extrañas e inusuales que se nos presentan, ya sea por influencias externas o la intervención directa de nuestro adversario el diablo.

Estamos llamados a confiar en que Dios tiene pleno conocimiento de cada problema y demora que enfrentamos. Pero sobre todo estamos llamados a creer que Él está obrando de manera perfecta en cada situación, y que él tiene al final de cuentas. El poder y la autoridad para moverse en todas nuestras circunstancias, y final, si nos mantenemos fieles y obedientes, siempre nos dará una salida a cada situación adversa que estemos enfrentemos en nuestro peregrinaje de fe.

¡Medita en esto!

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