[Tres cosas que aprender de David y Salomón] Parte 2Muestra

La sabiduría triunfa

En la historia de Salomón, vemos que la sabiduría jugó un papel importante en su vida. Como líder, amaba al Señor. Caminó en los estatutos de su padre David, pero también cometió el error de sacrificar y quemar incienso en los lugares altos, adorando dioses falsos. Este es un recordatorio para que no tengamos un «pero» similar en nuestras vidas cuando se trata de seguir a Dios. No podemos amar a Jesús y también seguir nuestra propia voluntad. No podemos amar a Jesús, pero también aferrarnos a nuestro egoísmo. Tal actitud finalmente causará destrucción en nuestras vidas.

Salomón recibió esa gran sabiduría debido a su petición a Dios por discernimiento y la capacidad de juzgar y administrar justicia para su pueblo. Esa petición agradó al Señor, y le concedió a Salomón un corazón sabio y comprensivo que no fue igualado por nadie antes o después de él. Si carecemos de sabiduría, también podemos pedírsela a Dios; Él nos la dará sin reproches. Nuestro Dios es un Dios generoso. Él quiere que vivamos vidas que sean sabias y agradables a Él. La Biblia es clara en que el principio de la sabiduría es el temor del Señor. Cuando Dios está en su lugar debido y nosotros estamos en el nuestro, podemos encontrar una sabia cosmovisión que glorifica a Dios.

La sabiduría es un activo valioso en nuestras vidas. Se puede adquirir a través de la experiencia, especialmente aprendiendo de nuestros errores. Como afirma la Escuela de Negocios de Harvard: «La experiencia proviene de lo que hemos hecho; la sabiduría viene de lo que hemos hecho mal». La sabiduría es también la cualidad que nos impide entrar en situaciones en las que la necesitamos. El teólogo J. I. Packer definió la sabiduría como «el poder de ver y la inclinación a elegir la mejor y más alta meta junto con los medios más seguros para alcanzarla». La sabiduría es también la recompensa que obtenemos de toda una vida de escuchar cuando podríamos haber preferido hablar.

La sabiduría triunfa y debemos esforzarnos por caminar en sabiduría para que Dios nos use. Sigamos el buen ejemplo de Salomón, no sus errores, y busquemos sabiduría y dirección de Dios para servir bien a los demás y guiar nuestras propias vidas.