Madres de la BibliaMuestra

La historia de Ana, es una historia de gracia. Dios por su gracia y soberanía abrió el vientre de Ana. Podríamos pensar que la razón por la que Ana concibió a su hijo Samuel, fue por las palabras que usó al orar, como si ella hubiera hecho algo para ganárselo pero la realidad es que fue gracia. Hoy, si tú y yo podemos disfrutar de la maternidad (ya sea por concepción, adopción o crianza) es por la gracia de Dios, no hicimos nada para merecerla ni ganarnos la dicha. ¡Podemos darle las gracias a Dios juntas!

Ana entendió el propósito de la maternidad. Ella comprendía que no era para su propio beneficio sino para la gloria de Dios. Ella pudo haber argumentado quedarse con su hijo, pues nadie como una madre para criar a su hijo pero ella entendía que nadie como Dios para hacerlo.

En ocasiones, estamos tan familiarizadas con la maternidad, tan ocupadas con las responsabilidades que conlleva que podemos llegar a olvidar quién es el único que merece la gloria de nuestro rol como madres. Hoy quiero animarte a ir en oración a Dios, para invitar al Espíritu Santo a escudriñar tu corazón de madre para que puedas entregar las áreas en las cuales necesites darle la gloria y al mismo tiempo puedas pedirle sabiduría para poder vivir una maternidad que lleve a tus hijos a Él dia a dia.

Medita en esta historia con las siguientes preguntas:

1. ¿Cómo puedo dedicar a mis hijos a Jesús todos los días? ¿Cómo puedo comenzar hoy?
2. ¿En qué áreas de mi maternidad o familia me he acreditado la gloria que solo le pertenece a Dios?