Madres de la BibliaMuestra
Comencemos estudiando la historia de Ana. Esta historia se encuentra en el Antiguo Testamento. Y, quiero invitarte a que mientras nos adentramos en la historia de Ana puedas ver el antiguo testamento como historias que nos apuntan a la mayor de las historias, Cristo Jesús y la obra de la cruz.
En los tiempos de Ana la sociedad tenía la errónea creencia de que tener hijos era la evidencia de que Dios había extendido su favor a la mujer, y a aquellas que no tenían hijos habían sido excluidas del favor de Dios. Aún hoy, en los corazones de muchas mujeres que luchan con la infertilidad o la larga espera de concebir, han llegado a creer esta mentira. De esta manera, Ana llegó a creer que era desfavorecida e inmerecedora, ya que no había concebido un hijo.
A la angustia desesperanzadora que sufrió Ana, se le añadió la irritabilidad causada por Penina, la otra esposa de Elcaná, la cual la amedrentaba por no tener hijos. Satanás, al igual que Penina, desde el Génesis ha utilizado la misma estrategia, al intentar que te enfoques en lo que te falta, para que pierdan de vista lo que ya Dios te ha dado en Cristo.
En medio de la angustia de Ana, su esposo Elcaná la amó incondicionalmente, un amor que hoy disfrutamos por medio de Cristo Jesús. Quién, aun en medio de todas las insuficiencias que tenemos como madres y mujeres, nos ama. Nos ama no por algo que hagamos sino que antes de que hagamos, ya nos amó. Elcaná dijo unas palabras que quiero resaltar aquí y quiero que en el día de hoy puedas meditar en oración junto al Espíritu Santo. Las palabras de Elcaná fueron: "«Ana, ¿por qué lloras y no comes? ¿Por qué está triste tu corazón? ¿No soy yo para ti mejor que diez hijos?»" (1 Samuel 1:8 NBLA). Podemos pensar que son palabras de un esposo egoísta, pero entendiendo que toda la Biblia nos apunta a Cristo, podemos ver en estas palabras a Cristo hablándonos a nosotras hoy. La maternidad es maravillosa pero, ¿no es acaso Cristo suficiente para saciarnos? ¡Por supuesto que sí!
Medita en esta historia con las siguientes preguntas:
- ¿En qué faltas de ti o de tu familia estás enfocando tu mirada, que no te permiten ver la suficiencia de Dios obrando?
- ¿En dónde estás poniendo tu esperanza? ¿En lo temporal o en eterno?
- Luego de leer Colosenses 2:10, ¿cómo esta verdad cambia tu manera de ver lo que crees que te falta?
Escrituras
Acerca de este Plan
La maternidad requiere mucho de cada una de nosotras, y esas responsabilidades pueden hacernos creer que somos suficientes y capaces por nosotras mismas para llevar a cabo la tarea. Durante estos días estudiaremos juntas la historia de Ana, Maria y Eunice, madres que nos enseñaron que lo más que requiere la maternidad de nosotras no es nuestra capacidad o habilidad sino nuestra dependencia del Dios suficiente.
More
Nos gustaría agradecer a Madre Insuficiente por proporcionar este plan. Para obtener más información, visite: https://madreinsuficiente.org/