Rinde tu vida al Señor

Solo hay dos clases de personas, las personas humildes y las personas soberbias y orgullosas.

La persona humilde, es aquella que reconoce que necesita ayuda, que hay cosas en su vida que lo están limitando para avanzar. Reconoce la necesidad de Dios como el Médico de médicos, como el único que puede sanar y restaurar un alma por completo.

La persona que se humilla sabe que para sanar debe doblar su rodilla y rendir su vida al Señor completamente.

En cambio, la persona soberbia y orgullosa, es aquella que cree estar bien, siempre le está echando la culpa a los demás, nunca se hace responsable de sus errores, y no puede perdonar y mucho menos pedir perdón.

¿Qué clase de persona elegimos ser?

Todos hemos vivido situaciones adversas en nuestra vida, pero podemos elegir ser felices, buscar a Dios con todo nuestro corazón para que Él nos limpie y nos sane. O podemos continuar con el dolor, la ansiedad, el rencor, la amargura, por el resto de nuestra vida; sin poder perdonar a los que nos han ofendido, y sin pedir perdón a todos los que hemos lastimado también.

¿Estás dispuesto a rendir al Señor tu vida para poder sanar?