Pescadores de hombresMuestra

No temas

El Evangelio según San Lucas registra que cuando Jesús llamó a Pedro a seguirlo, le dijo una frase importante que no está incluida en Marcos y Mateo. Le dijo: «No temas».

Una razón determinante por la que muchos de nosotros no estamos llevando a cabo el encargo que nos dio el Señor cuando nos invitó a seguirlo es que tenemos temor; nos da miedo.

El Señor Jesucristo le dijo a Pedro que no tuviera temor. Lo interesante es la fuente del temor de Pedro. Su temor no era por el encargo. Sino porque entendió con Quién estaba tratando. De pronto, la consciencia de la santidad de Jesús entró en su alma. Le pidió que se apartará de él porque Pedro reconoció ser un pecador. Se asustó por su encuentro con el Mesías.

Cuando Jesús le dice a Pedro que no tema, añade que desde ese instante Pedro será un pescador de hombres. No le dice que lo convertirá en un pescador de hombres. Le dice que, a partir de ese momento, será uno.

Volvamos unos versículos atrás, y veamos que los discípulos habían estado tratando de pescar, pero no habían atrapado nada. Y Pedro, como respuesta a la orden de Jesús de que echara la red, le dice que lo hará como una consideración a Él, sin imaginarse que la red se llenaría de peces.

Si avanzamos en la historia unos tres años más adelante, el Día de Pentecostés, después de que los discípulos fueron llenos del Espíritu Santo, Pedro echó la red y obtuvo otra pesca milagrosa. Pero en esta ocasión, en lugar de una multitud de peces, obtuvo una multitud de gente.

Jesús cumplió Su promesa.

Ya sea que tengas temor por el tamaño del encargo, porque piensas que serás rechazado o porque, como Pedro, no creas estar a la altura de andar con el Maestro, puedes descansar en las palabras de consuelo de Jesús: «No temas».

Haz lo que el Maestro dice y en Su nombre echa la red. Quizá encerrarás una gran cantidad de peces, porque a partir de ahora serás un pescador de hombres.

Señor, gracias por poner tus ojos en mí. Eres real, santo y poderoso. Te agradezco por la obra de Jesús que me limpia de todo pecado. Y por tus palabras que me dan la confianza para estar contigo y hacer tu obra. Guíame a donde tenga que echar la red. Y haz nuevamente el milagro de una pesca milagrosa.